Los hábitos y las rutinas aportan un mecanismo muy importante de constancia y regularidad y, por eso son fundamentales tanto para la vida en familia y la escolar. Son los patrones de conducta, los comportamientos repetidos que cada familia establece y realiza en su vida diaria.
Las rutinas son importantes porque:
- Proporcionan seguridad y control sobre el entorno. Cuando nacen, los niños no conocen el orden de las cosas. Los adultos debemos enseñarles a organizar su vida mediante horarios estables asociados a rutinas, es decir, a través de actividades que se hacen todos los días de la misma manera.
- Permiten tener una estructura para predecir acontecimientos. Se repiten rituales que ayudan a que el niño vaya asimilando un esquema interno que convierte su mundo en un lugar predecible y, por lo tanto, seguro.
- Aumentan su autonomía y autoconfianza
- Pueden evitar conflictos o enfados innecesarios. El niño aprende cuáles son “sus tareas” y por tanto lo que los padres esperan de él.
Las rutinas en casa y en la escuela
Tanto en casa como en la escuela se deben establecer rutinas adecuadas que faciliten al niño su desarrollo. Se trata de proponer horarios y procedimientos que padres y escuela deben ir estableciendo para que el niño vaya manejándose y descubriendo su entorno.
Entre las rutinas que los padres deben crear son las relacionadas con el sueño, la comida, la higiene, el orden o el estudio. No basta con fijar una serie de normas sino que además deben servir de modelo. Los padres son la principal fuente de aprendizaje de los niños. La mejor forma de enseñar a los hijos a tener una vida ordenada es que los padres también respeten sus propias rutinas. Al ser su modelo de comportamiento, los padres no pueden pretender enseñar a un niño a ser quien no son.
Desde la escuela es esencial el mantenimiento de las rutinas y que sean acordes con las que traen de casa.
Las rutinas que se lleven a cabo se complementarán en los 2 entornos, y así, ayudaremos a los niños a que puedan afrontar su mundo de una manera organizada, segura y autónoma. Al ir incorporando estas rutinas les proporcionaremos a los niños una estructura para encadenar acontecimientos y con ello, aumentar la sensación de control que el niño tiene sobre lo que le rodea, y por tanto, su confianza.
Autor: Borja Quicios
Licenciado en Psicología con especialidad en Educación por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Psicomotricidad Vivenciada y Coach educativo. Autor y fundador del blog Padreehijos.
4 comentarios
HOLA!!
GRACIAS POR LA APORTACIÓN, MUY CLARA Y CONCRETA. JUSTO LO QUE ESTABA BUSCANDO PARA PODER EXPLICAR A LOS PADRES DE FAMILIA.
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