¿Hablamos de los niños y las mentiras? Seguro que todos nos sabemos la canción y somos capaces de entonarla sin problemas: “ahora que vamos despacio, ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras, ¡tra-la-rá!, vamos a contar mentiras, ¡tra-la-rá!, vamos a contar mentiras. Por el mar corren las liebres, por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas, ¡tra-la-rá!, por el monte las sardinas, ¡tra-la-rá!, porel monte las sardinas”.
Vaya sarta de mentiras que cantábamos todos de pequeños, no había excursión con el colegio que se precie sin esta sintonía acompañándonos. Pero, esto de mentir… es horrible ¿no? ¿Cuántas veces hemos oído eso de “¡no se dicen mentiras!”, “¡este niño es un mentiroso compulsivo!
Que los hijos nos contarán mentiras es un hecho, algo que hay que asumir. Lo que hay que tener en cuenta, tal y como veremos más adelante, es el momento evolutivo en el que se producen (no es lo mismo mentir a los 3 años, que a los 7 o a los 12), en qué cantidad, asiduidad, en qué momentos y con qué fines miente el niño. (1)
Aro Sáinz de la Maza en “El libro de las mentiras. Recopilación de trolas, cuentos y otras artimañas” (RBA, 2005) (2) dice que “no se trata de hacer apología de la mentira, sólo de reflejar el fabuloso lujo de la imaginación que los niños poseen, ya sea para encajar una realidad –la suya- dentro de otra –la de los adultos, o para adornar un hecho menor y así convertirlo en algo grande, o para librarse de un castigo, o por motivos triviales o involuntarios que hacen de sus trolas verdaderas obras maestras del ingenio. ¿Por qué denominamos mentira a ese esfuerzo creativo en vez de contemplarlo como un impulso fabulador?”.
Las mentiras son de uso universal
Todos hemos mentido alguna vez, es algo propio del ser humano independientemente de su edad, sexo, raza, país… Podríamos decir que es una capacidad innata, pero que puede y debe corregirse. Pero, referente a los niños, siempre y cuando las mentiras no supongan un riesgo, o se conviertan en una práctica compulsiva hay que tomarlas con calma.
Además, si nos guiamos por la teoría de Piaget (3) los niños hasta los 4-5 años no son capaces de ponerse en la mente de otra persona, en el lugar del otro. Es por eso, que hasta los 5 años no saben mentir ni hacer uso de la ironía.
Sólo a partir de los 7 años el niño es capaz de establecer distinciones entre la mentira, como acto que realizamos para engañar y lo que se considera un error o fantasía. (4) Hasta ese momento debemos controlar a los pequeños mentirosillos pero es probable que estemos asistiendo a esos impulsos fabuladores de los que hablaba antes Sáinz de la Maza.
Cuando decimos que no se debe mentir, es evidente que lo hacemos porque así debe ser
Sería muy angustioso no poder fiarnos de nadie y estar siempre pensando si lo que nos están diciendo es mentira o verdad, no tendríamos confianza en nadie y en este caso sería aún más grave porque no creeríamos a nuestros propios hijos.
Sin embargo, tal y cómo se explica en “El niño de 3 a 6 años” de Pérez Alonso-Geta (SM) esa frase tan normal no es tan fácil de entender para un niño pequeño. Si intentamos dar razones a los peques de por qué no se debe mentir nos daremos cuenta de que éstas son muy complejas desde el punto de vista psicológico.
Mentir no tiene una consecuencia inmediata y tangible como si la tiene morder a otro niño, por ejemplo, sólo queda tener paciencia hasta que llegue el día en el que el niño lo asimile.
¿Por qué mienten los niños?
Como ya hemos dicho “todos contamos mentiras, por muchas razones, y los niños que mienten también tienen las suyas. Lo pueden hacer por imitación, para complacernos, para evitar un castigo, para proteger a alguien o a sí mismos, para evitar la vergüenza, para mantener la intimidad, para ganarse la admiración de los demás… Por tanto, hace falta ir más allá del simple hecho de la mentira, e indagar en sus razones. Como ya hemos dicho, será preocupante si las mentiras infantiles se convierten en habituales, o se vuelven en la forma de comunicación preponderante”. (1)
Prácticas aconsejadas ante la mentira según “El niño de 3 a 6 años” (SM) (4)
– Apoyándonos en los cuentos y en la facilidad de imaginar y fantasear que tienen los niños, podemos ayudarles a diferenciar entre la fantasía y la realidad ya desde los 2 años. Podemos preguntarles: ¿Esto podría ocurrir realmente?
– Ya desde pequeños sí podemos hacer hincapié en que hay mentiras que tienen muy malas intenciones y que pueden hacer daño a otra persona, mostrar las consecuencias. Con el tiempo el niño entenderá el verdadero valor de la sinceridad.
– Como todo lo referente a la educación de los más pequeños los padres somos sus referentes, somos los espejos en los que se miran. Si los padres dicen la verdad y son sinceros será más fácil interiorizar estos conceptos para los niños.
– Por otro lado, y creo que es una de las cuestiones que más ha llamado mi atención y que puede ser la más difícil de corregir: el uso de la mentira por parte de los adultos como medio para suavizar las relaciones sociales o las cuestiones más triviales del día a día. Frases como “dile que no estoy”, cuando llaman por teléfono preguntando por papá o mamá, o hacer que nuestro niño mienta respecto a su edad para no pagar entrada, por ejemplo, hacen que el pequeño vea la mentira como algo habitual, algo que ellos también tienen que hacer.
– Cuidado con los castigos: si temen mucho al castigo, preferirán mentir para evitarlo.
– Refuerzos: igual que penalizamos la mentira es importante reforzar la sinceridad elogiándola siempre que aparezca.
Y si nada de esto nos funciona siempre nos quedará pedirle a “Nicolás, el sabio mentirosillo” el hechizo que utilizó para dejar de mentir:
“Un salto a la pata coja,
me sujeto la nariz,
dejo las rodillas flojas
y ya no vuelvo a mentir”
Fuentes
- http://www.simbolics.cat/cas/ninos-que-mienten/
- El libro de las mentiras. Recopilación de trolas, cuentos y otras artimañas, de Aro Sáinz de la Maza. RBA, 2005.
- https://blog.cognifit.com/es/teoria-piaget-etapas-desarrollo-ninos/
- El niño de 3 a 6 años, dee Pérez Alonso-Geta. SM, 2007
- Nicolás, el sabio mentirosillo, de R. Antón y L. Núñez. Ilustraciones de C. Ranucci. Edelvives, 2005.
- http://www.psicologia-online.com/infantil/los-hijos-y-las-mentiras.html
Ana Sevillano
Soy Ana, periodista y profesora de Secundaria, de lo primero ejercí durante algún tiempo como coordinadora de una revista dirigida a profes y mamis y papis de niños de 0 a 3, de lo segundo no literalmente, pero sí he trabajado varios años como guía de museos en Madrid para niños. Momento en el que entré en contacto con los más pequeños ya que las actividades eran para criaturitas a partir de tres años. Sí, clases de 25 niños de tres años por un museo lleno de cosas que no se pueden tocar. Casi es más fácil desactivar una bomba. Sin embargo, esta experiencia fue muy especial, y por decirlo de alguna manera me ha marcado y ha convertido en la mamá que soy hoy. Porque sí, ¡ahora soy mamá!, quizá una mamá con más errores que aciertos, pero soy ni más ni menos la que le ha tocado a mi peque. Espero que mis artículos despierten vuestra curiosidad y si queréis leer más de mí estoy en treintamami.