De unos años a esta parte la inteligencia emocional está cobrando una especial relevancia. Psicólogos, maestros, educadores, pedagogos, pero también padres y madres nos preocupamos cada vez más por este tipo de inteligencia, que según diferentes investigaciones es la responsable en un 80% de nuestro éxito, o no, en la vida frente al 20% restante que correspondería a la inteligencia cognoscitiva, la que se mide mediante tests y nos daría ese tan conocido C.I o coeficiente intelectual.
Visto y explicado de este modo entendemos mejor porque es importante desarrollar nuestra inteligencia emocional. Padres, maestros y otros educadores deberíamos empezar a entender que obtener unos buenos resultados académicos no son garantía del éxito profesional ni mucho menos del personal. Tal y como nos dicen diferentes estudios es la inteligencia emocional, ese tipo de inteligencia que nos ayuda a saber ser, la que determina en gran medida este éxito mucho más que la inteligencia cognoscitiva, la del saber hacer hacer.
¿Pero sabemos qué es exactamente y cómo podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollar su inteligencia emocional? Hoy nos proponemos explicarte en qué consiste esta inteligencia emocional y cómo empezar a desarrollar algunos de sus componentes desde la más tierna infancia.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Hablamos de inteligencia emocional como la capacidad para reconocer nuestros sentimientos y los de los demás, y disponer de la habilidad suficiente para manejarlos de manera adecuada. Para ello es fundamental saber identificar las emociones y reconocerlas, pero también tener suficiente control sobre ellas para que nos nos desborden.
Ser emocionalmente inteligente requiere de una serie de habilidades o competencias que te detallo a continuación:
- Conciencia emocional o autoconocimiento. Identificar, nombrar y reconocer las propias emociones y las de los demás.
- Regulación emocional o autocontrol. Saber manejar las emociones para que no nos desborden.
- Autonomía emocional. Tener la capacidad de no dejarse arrastrar por las opiniones y emociones de los demás. Ser capaz de motivarse para lograr nuestros objetivos.
- Habilidades socioemocionales o habilidades sociales. Tienen que ver con la empatía, esa capacidad de ponernos en el lugar del otro pero también con la asertividad, la habilidad para expresar y defender nuestras opiniones y/o necesidades sin ofender o dejarse llevar por los demás.
La inteligencia emocional se subdivide en dos tipos de inteligencia, la intrapersonal y la interpersonal. La primera tiene que ver con el autoconocimiento, la regulación emocional y la autonomía emocional. Y la segunda con esa habilidades socioemocionales de las que tanto hablamos: empatía, asertividad…
¿Cómo ayudar a nuestros hijos a desarrollar su inteligencia emocional?
Debido a que la inteligencia emocional no es innata, es decir no viene determinada por nuestros genes, podemos afirmar que podemos aprender a ser emocionalmente más inteligentes si nos entrenamos. Por tanto podemos educar nuestras emociones y ponerles inteligencia.
Pero antes de entrar en cómo ayudar a nuestros hijos a desarrollar su inteligencia emocional debemos entender qué son las emociones. Algo que podemos definir de forma sencilla como respuestas automáticas que aparecen ante determinados estímulos cuyo objetivo es garantizar nuestra supervivencia.
En próximos artículos veremos una a una cada emoción básica (miedo, tristeza, asco, alegría, ira, sorpresa) y hablaremos sobre sus funciones, ante qué se activan y cómo regularlas. Porque el primer paso para ayudar a nuestros hijos a desarrollar su inteligencia emocional es, precisamente, aprendiendo nosotros. Ser padres emocionalmente inteligentes nos permitirá educar mejor a nuestros hijos, ayudándoles a identificar qué sienten en cada momento y explicarles no solo con palabras si no con el ejemplo cómo pueden regular mejor sus emociones para que no jueguen en
su contra.
Cada cosa por su nombre…
Además de nuestro propio entrenamiento, para ayudar a nuestros hijos a ser emocionalmente inteligentes debemos empezar por lo más simple: poner nombre a lo que sentimos. De modo que vamos a comenzar poniendo palabras a las sensaciones con frases tan sencillas como “Veo que ahora estás muy enfadado”, “¡Qué contento estás!”, “Te noto triste”, … Además, los cuentos son unos recursos maravillosos para no solo para etiquetar e identificar emociones, también para ver cómo sus personajes gestionan lo que sienten y para que nos pongamos en su lugar, desarrollando nuestra empatía. De modo que no olvides contar y leer cuentos a tus hijos. Cualquier cuento es válido para la educación emocional.
En resumen, tu tarea como padre/madre es ayudar a tus hijos a :
- Identificar sus sensaciones corporales.
- Etiquetar sus emociones.
- Reconocer las emociones en sí mismo y en los demás.
- Proporcionarle herramientas de control emocional para que no se desborde.
- Desarrollar su empatía.
- Fomentar una comunicación asertiva.
Se trata de un trabajo diario y constante, que requerirá de ti mucho esfuerzo puesto que el primero en educarse emocionalmente serás tú pero te pudo garantizar que vale la pena. Te animo a que desde hoy mismo empieces a ponerlo en práctica.
Sara Tarrés
COPC 15709
Mamá Psicóloga Infantil
Un comentario
Me he quedado con ganas de leer los siguientes articulos sobre las emociones, voy a ir a leerlo!
Gracias
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