Algunos padres y madres pueden presumir ante otros de que sus hijos e hijas duermen de forma plácida y profunda durante toda la noche, y otros, se frustran sólo con la idea de ayudar a conciliar el sueño a su bebé.
Ya que no hay padres ni madres iguales, así como los hijos e hijas son diferentes; no existe un método común para todos que nos satisfaga. No existe la solución infalible para dormir mejor, y aunque escuchemos lo bien que le ha ido a otros papás y mamás, las recomendaciones de las abuelas, pongamos en práctica lo que hicimos con los hermanos mayores…podemos imaginar que quizás no funcione.
Lo más aconsejable, es pensar que tenemos que adaptarnos a las características del bebé, ser flexibles, apoyarnos en la pareja, sobre todo cuando somos padres primerizos, con empatía y comprensión hacia la situación emocional que se crea por la falta de sueño y, ante todo, no perder la calma ante el cambio de estrategia si no nos funciona la de este momento.
Las fases del sueño del bebé son más cortas y tienen más ciclos a lo largo de la noche. Esto hace que se despierten con mayor frecuencia. Cuando se encuentran en la fase ligera de sueño, pueden sentir alguna necesidad (hambre, frío, dolor, miedo…) y despertarse; lo que lleva a despertar al padre y a la madre cuando estos podrían estar en la fase profunda del sueño.
Esta situación noche tras noche, agota física y mentalmente a los papás; los cuales pueden sufrir “ataques de sueño” durante el día; al contrario que los hijos, que podrían mostrarse incluso más activos y sobreexcitados al día siguiente por la falta de sueño.
¿Qué puede dificultar el sueño de nuestro bebé?
Existen multitud de situaciones que podrían afectar al sueño de los niños, éstas son algunas de las más comunes:
- Hambre.
- Dolor (dientes, oído) o enfermedad (fiebre, resfriado…).
- Cólico lactante.
- Dificultades digestivas.
- Frío / calor.
- Querer contacto físico, protección.
Normalmente, cuando se da alguno de los factores anteriores, aparece el llanto como forma natural de comunicar que algo les está ocurriendo; siendo en algunas ocasiones inconsolable, como en el caso del dolor de dientes o durante un cólico del lactante.
¿Cómo podemos actuar?
Ante todo, debemos intentar mostrarnos lo más calmados posible, empatizar con nuestro bebé y recordar que ésta es su manera de hacernos entender que necesita nuestra ayuda. En estos momentos son seres indefensos, que necesitan apoyo y comprensión, y lo expresan de la única manera que conocen. Es probable que el cansacio diario que crea estas situaciones nos haga sentir frustrados e irritados, pero antes de intentar consolar al bebé, debemos intentar acercarnos a él/ella con el mayor amor del mundo.
El primer paso es averiguar qué es lo que está dificultando el sueño. Tras ello, nos acercamos para tranquilizarle, lo acariciamos o abrazamos, fomentando el contacto físico; que sienta nuestro olor y protección, haciéndolo sentir seguro; y a partir de aquí reconducir su sueño.
Cuando se trata de un dolor, solo podemos aplicar aquello que nos haya recomendado el pediatra, y estar al lado de nuestro hijo/a para transmitirle cariño.
Métodos” infalibles” para un sueño placentero y reparador
¿Es malo el contacto físico con nuestros bebés cuando tienen problemas de sueño, o es mejor dejarlos llorar?, ¿Los malcriamos así?, ¿Cómo aprendemos conductas si no nos enseñan a gestionarlas?, ¿Cómo podemos hacer que un bebé deje de llorar y se sienta menos ansioso y más protegido cuando no siente a nadie cerca?
Si un bebé llora, lo más tentador para un adulto, es tomarlo en brazos, acurrucarlo, abrazarlo, intentar calmarlo; un consejo…usa el instinto, a veces es más sabio que cualquier método “infalible”, ya que aún no hemos conseguido una forma común de educar y mucho menos de solucionar los problemas de sueño.
¿Dónde duerme el bebé?
En los últimos años han aparecido nuevos términos que rondan en muchos círculos de papás y mamás acerca del sueño, que han creado debate; como son el colecho y el co-sleeping. El primero se refiere al hecho de que nuestros hijos duerman en la misma cama que nosotros.
Sus defensores alegan que esto tranquiliza al niño, regula su temperatura y facilita la lactancia; en cambio sus detractores argumentan que practicar el colecho aumenta el riesgo de muerte súbita o asfixia, interfiere en la relación de pareja o afecta en la independencia emocional del niño/a.
Co-sleeping, es decir, cuando los hijos/as y padres comparten habitación, pero no cama. A través de una cuna o minicuna dentro de la habitación, permite a los bebés estar cerca de los papás de una forma más inmediata si solicitan atención. Los aspectos positivos, son iguales al colecho, y los prejuicios son los mismos, aunque en esta forma, no habría riesgo de asfixia en el bebé.
Dormir en habitación diferente. Hay algunos padres que optan por prepararle una habitación al bebé, con una cámara de videovigilancia, donde poder controlar si el bebé llora o necesita a sus papás. Les permite tener independencia a los padres y pueden acudir cuando el bebé lo demande.
Los padres y madres que queráis optar por el colecho o co-sleeping, o que vuestros hijos duerman en otra habitación, no significa que elegir un método vaya a ser más positivo que otro, cada uno, es una opción tan válida y respetable, como las otras, sea cual sea tu opción, que sea con cariño y amor.
Consejos para ayudar a conciliar el sueño
- La oscuridad favorece el sueño.
- Regular la temperatura de la habitación.
- Creación de rutinas para crear hábitos (cenar a la misma hora, lectura de un cuento).
- A algunos bebés les favorece un baño antes de dormir.
- Si sentís que necesitáis ayuda extra, siempre consultar con un especialista es la mejor opción.
Julia Torres Vela – Psicóloga Sanitaria.
María Bravo Pérez – Psicopedagoga y Terapeuta en atención temprana y lenguaje.
Julia y María son las propietarias de Gabinete Crece. Puedes encontrarlas en Facebook e Instagram.
