A continuación, os detallaré una lista de 5 cosas importantes sobre perros:
Tocar a perros desconocidos
La regla es muy simple: si no se conoce, no se toca. ¿Parece amistoso? No importa. ¿Por qué? muchas razones: no sabes si el perro está socializado, si es amistoso, si tiene algún problema de salud, si le duele algo, si es miedoso, además, a muchos perros no les gusta que se les toque por mucho que su dueño diga “es muy bueno”. Esto es especialmente delicado con niños, que corren inclinándose encima de ellos (justo lo que no hay que hacer) en algunos casos el perro podría sentirse amenazado y su reacción natural seria defenderse. Luego, no le mires mal al dueño del perro, enséñale al niño que hay que preguntar antes de tocar.
Obsesionar al perro con pelotas
Lanzarle la pelota una y otra vez no es sinónimo de ejercicio físico, sino de perro obsesivo. Es muy triste ver a perros que no disfrutan de los beneficios de un paseo por estar pendientes de la pelota, del palo o cualquier otro objeto. Quizás a ti no te apetezca caminar más de 5 metros y por ello recurras a este juego (creyendo que así hará el ejercicio que necesita) pero que quede claro que no le estás ayudando en absoluto, al revés, le estás inculcando un comportamiento compulsivo que además puede derivar fácilmente en peleas ya que la pelota se convierte en un recurso que proteger. El perro no necesita todos estos artilugios para ser feliz, déjale ser “más perro” olisqueando y explorando.
Llamar al perro para regañarle
Es contraproducente, te asocia a ti a algo negativo. Si le llamas para echarle la bronca, muy pronto, ya no vendrá. A ningún animal le apetece ir hacia algo o alguien que le produzca malestar o dolor físico. Si le llamas gritando con claros signos de enfado, no es solo que no vaya a venir, sino que huirá de ti.
Creer que tu perro hace algo para fastidiarte
No, no se venga. El perro hace aquello que le funciona, y que le aporta beneficios. Si delante de ti morder el sofá es peligroso porque te enfadas, lo hará en tu ausencia, cuando deja de ser peligroso para él. Si cada vez que llegas a casa te cabreas, su reacción será de miedo, no de culpabilidad.
Premiar comportamientos que quieres evitar
Si no quieres que pida comida ¡no se lo des!; si no quieres que coja las zapatillas nuevas ¡no le des las antiguas! (¿creéis que él sabe la diferencia de las que a ti te gustan y las que no?); a los cachorros no hay que felicitarles por apoyarse en nosotros cuándo saludan saltando, dentro de pocos meses pesarán mucho más y nos molestarán si saltan; al jugar ¿le pones nervioso o juegas de manera brusca? luego no entenderás por qué el perro no es capaz de estar tranquilo. Reflexiona un momento acerca de todo aquello que se le está premiando y potenciando día tras día.
Si quieres saber más sobre perros y niños te recomendamos este post
Por Sumara Marletta, psicóloga canina, madre de Miriam de 3 años y medios, y de Natalia, de año y medio. Autora de La niña que sabía de perros y Miriam educa a su cachorro
Para saber más sobre educación canina visite www.consultoricacanina.com
La niña que sabía de perros, el cuento infantil que enseña a los niños a entender y comunicarse con su perro.
Miriam educa a su cachorro, enseñan a los niños cómo educar a su mascota.
Un comentario
Los comentarios están cerrados.