En la sociedad actual, donde a todo se le pone etiquetas, hay un amplio abanico de conductas disfuncionales de los niños hacia la familia. Una de las más llamativas es la que vamos a tratar a continuación: el síndrome del emperador.
¿Qué es?
En el entorno de la psicología infantil se conoce como “trastorno de oposición desafiante” y consiste en un patrón de conducta por parte del niño basado en el autoritarismo. Pese a su juventud, el niño es quien elige lo que se va a comer en casa, la hora de dormir, dónde realizará la familia sus vacaciones o lo que se va a ver en la televisión.
Estos niños consiguen someter a sus padres mediante gritos, insultos e incluso pueden llegar al maltrato físico y psicológico. No son empáticos y por ello no tienen el sentimiento de culpa que cabría esperar. Son niños que no han aprendido a autocontrolarse y canalizar sus sentimientos de manera saludable. En la mayoría de los casos, sus padres han tenido poco tiempo para estar con ellos y han tratado de suplir su ausencia con permisividad.
¿Cómo se detecta el síndrome del emperador?
Se han establecido una serie de síntomas que pueden indicar que el niño padece este trastorno:
- No obedece las órdenes de los adultos.
- Muestra rabia y rencor hacia otras personas.
- Tiene una clara tendencia a discutir con los adultos.
- Culpa a los demás de sus propios errores y fallos.
- Tiene pocos o ningún amigo porque los espanta con su carácter.
- Suele meterse en problemas en el colegio.
- Muestran muy poca tolerancia al sentimiento de frustración y no tienen paciencia.
- Son susceptibles y vengativos.
La clave para evitarlo está en la educación familiar
Si la familia se percata de que el niño repite varios de estos patrones de conducta por más de seis meses deberá llevarlo a un psicólogo para que lo diagnostiquen correctamente y lo traten.
Padres de hoy