La motivación en la natación es fundamental, es muy importante que los niños “entren al juego” y se motiven para la realización del deporte. La motivación da sentido y hace más sugestiva la actividad.
Esta teoría se inspira en Ovide Decroly, que fue un pedagogo que basaba su propuesta en el respeto por el niño y su personalidad, con el objetivo de preparar a los niños para vivir en libertad. Se opuso a la disciplina rígida, apostando por un ambiente motivador. Esta teoría, la de la motivación, es válida para todos los ámbitos, en casa, y en la escuela. Pero en el deporte es fundamental. Abordemos pues esta perspectiva para un deporte como la natación.
Por ello, vamos a intentar que la natación sea “un juego” para los niños. Donde un niño ve “juego”, un profesional ve “deporte, aprendizaje y diversión”.
El juego se puede basar en la recreación de un espacio imaginario con la utilización de material simbólico, elementos del entorno, normas del juego, etcétera.
Es tarea del profesional conocer “los centros de interés” o las motivaciones del grupo de natación, acorde a sus edades y aptitudes. Sabiendo esto, se puede realizar una programación. La programación deberá contener los objetivos que se quieren conseguir y de qué forma.
Existen dos formas de conseguir motivación:
- Programar una actividad llamativa, que se salga de los límites cotidianos.
- Conceder protagonismo a los niños.
La programación la podemos desarrollar de diversas maneras:
- Ambientar el espacio de juego.
- Cambiar el nombre a las cosas para que resulte más divertido.
- Presentarlo como un cuento.
- Desarrollar la actividad como juego simbólico (rol).
De esta forma, los niños hacen lo que más les gusta, jugar, y el profesional desarrolla una actividad deportiva y divertida, añadiendo que de esta forma los niños se sienten motivados, lo que facilita enormemente el aprendizaje y el correcto desarrollo de la actividad.
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