Vamos a hablar de la importancia de comer en familia y de un fenómeno al que se le ha puesto un nombre muy rimbombante, ‘slow food’, que no deja de ser lo que veníamos haciendo desde siempre antes de que el ritmo acelerado de nuestra sociedad hiciera que comer tranquilamente sea una situación de lujo.
Sobre lo que comemos ya hablamos en un post anterior sobre alimentación, Medio Ambiente y salud. Pero igualmente importante es cómo comemos.
¡Comparte la comida!
Las comidas en familia son un momento de encuentro perfecto no sólo para comprobar que vuestros hijos toman las dosis de fruta y verduras que necesitan, sino para conversar, para escuchar y para educar. Aprovechad este momento para explicar a los niños que alimentos son más beneficiosos, cuales son autóctonos o de temporada, inculcando en todo momento el placer de la comida.
Practica el slow food.
El slow food, o comida lenta, es un movimiento que defiende una filosofía de vida sin prisas, empezando por el placentero ejercicio de comer. Nace en contraste con la comida rápida y el estrés de la vida diaria actual, fomentando los alimentos autóctonos, la cocina artesanal y las comidas tranquilas.
Esta filosofía tiene múltiples beneficios para la salud de las personas y el Medio Ambiente. En el primer caso porque se trata de una cocina artesanal está elaborada con ingredientes naturales, nada de conservantes ni productos químicos. Además, comer tranquilos y relajados permite eliminar el estrés, dando lugar a mejores digestiones.
En relación a la conservación del Medio Ambiente, el slow food defiende las diferentes culturas gastronómicas de cada región, en contraposición de la comida industrializada y uniforme, creada por una gran multinacional y exportada a todos los rincones del planeta. Un dato: casi el 90% de los alimentos son elaborados por 10 únicas multinacionales. Cada región es rica en unos productos y tiene una identidad propia que la diferencia de las demás: el gazpacho andaluz, el cocido madrileño, la paella valenciana. Al defender la tradición gastronómica de una zona se fomenta el consumo local, los métodos de cultivos tradicionales, la biodiversidad y la ecología.
Miriam Navarro Díaz. Educadora Ambiental. Especializada en Formación y Sensibilización Socioambiental, proyectos de participación, dinamización e intervención social.
2 comentarios
Los comentarios están cerrados.