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Septiembre y los grupos de WhatsApp de padres

septiembre y los grupos de whatsapp de padres

“Papá de David” ha sido añadido al grupo de ‘Los soles’; “Mamá de Silvia” ha sido añadida al grupo ‘Las tortugas’… y así una lista interminable que seguro muchos de los papás que nos estéis leyendo estaréis sufriendo en primera persona. Han llegado los grupos de WhatsApp de padres.

Los grupos de WhatsApp han venido a sustituir al corrillo de las nueve de la mañana, ese corrillo que a veces se formaba nada más dejar a los niños en las aulas (o al recogerlos), donde se comentaba la jugada de éste o aquel suceso, eso sí bajo el prisma de lo que nos habían comentado nuestros niños en casa para compararlo con lo que decía el hijo de fulanito o menganita.

Si estas conversaciones versaban sobre cómo llevaban los disfraces en casa de Lucía era un diálogo sano, un intercambio de anécdotas, si el objetivo era la crítica (la mayor parte del tiempo destructiva, no constructiva) hacia el profesor o profesora, hacia el colegio… entrábamos en terreno pantanoso. Pero un terreno donde las palabras se las llevaba el viento. El escenario ahora ha cambiado y se ha vuelto más peligroso, menos inocente, y no lo perdamos de vista, con más riesgos legales porque todo queda por escrito.

Y muy bien no se estará haciendo cuando incluso la policía a principios de septiembre colgaba en Twitter el siguiente mensaje:

¡Socorro! ¡Vuelve el grupo de WhatsApp del cole! Atención, recordad: siempre respeto (buen rollo).

¿Dónde está el límite en los grupos de whatsapp de padres?

septiembre y los grupos de whatsapp de padresEl pasado mes de mayo salía a luz la noticia de la condena al pago de una multa de 630 euros por delito de calumnias a una madre por difundir lo siguiente en el grupo de WhatsApp de los papás de la clase de su hijo:

“Esto es lo que os voy a decir lo que está sufriendo mi hijo. La profesora se dedica a zarandearlo de malas formas, a tirarlo del brazo, se burla de él, le tira las fichas del puzzle al suelo, le come el bocadillo… Con esto os quiero decir que controléis a vuestros hijos que le preguntéis por esta individua y si pasa con alguno más tenemos que hacer fuerza entre todos y plantarle cara”.

Es evidente que si nuestro hijo llega a casa contándonos tales barbaridades tienen que encenderse nuestras luces de alarma y tomar cartas en el asunto: cerciorarnos de la veracidad de los hechos y hablar con la profesora y con los órganos competentes dentro del centro escolar o llevarlo a la inspección si es necesario si finalmente descubrimos que estas humillaciones al menor son ciertas.

Debemos llegar hasta el final y que no quede impune en caso de que sean reales, ahora bien escribirlo en el grupo de WhatsApp para conseguir la sublevación de todos los padres en masa nos puede hacer perder credibilidad y llegar a ser condenados por la ley. Es más, ¿qué ocurre si finalmente las acusaciones son falsas? Calumnia que algo queda, el crédito de ese profesional de la enseñanza no se puede volver a restablecer.

Por no hablar de lo indignante que resulta tener que leer noticias como lo que ocurrió hace unas semanas en Argentina sobre la celebración en un grupo de padres de la expulsión de clase de un niño con Asperger. Frases como:

“¡Bienn, iupii!, ¡ya era hora de que se hagan valer los derechos de 35 y no de uno solo!, ¡Qué alivio!, ¡Gracias a Dios!, ¡Qué bueno, por fin pueden trabajar y estar tranquilos!…” se podían leer en los pantallazos del grupo de WhatsApp que difundió la tía del niño afectado.

¿Qué decir y qué no decir en un grupo de Whatsapp de padres?

Otro punto a tener en cuenta respecto a esta moda es el bombardeo continuo al que nos vemos sometidos, porque ¿dónde está la línea entre lo que se puede y no se puede preguntar en un grupo de estas características?

Imaginaos que estáis tranquilamente cenando en casa con vuestros niños y empieza el goteo incesante de mensajes sobre algo que piensas puede ser relevante, te levantas preocupado, coges el móvil y “perdonad, alguien tiene la chaqueta de mi hijo entre sus cosas por error?”, “Yo no”, “Yo tampoco”, “Ahora lo miro pero creo que no”… En total 30 mensajes y la chaqueta sin aparecer.

O el clásico “¿Alguien puede decirme que deberes han mandado hoy en matemáticas?, Mario no lo ha apuntado”. Aquí se suma un problema añadido la hiperpaternidad de la que ya os hable en este otro artículo, el decidir si somos o no la agenda de nuestros hijos o si les dejamos adquirir responsabilidades.

Otros padres afirman que estos grupos les generan nerviosismo y ansiedad. Imaginaos que es 15 de agosto, aún no os habéis recuperado de los 1500 mensajes del mes de junio para decidir el regalo para la profesora del curso pasado, estáis en la playa y os suena el móvil: “los cuadernos para este año ¿grandes o pequeños?”. ¿Perdona?, ¿ya?… pero si yo estoy de vacaciones y aún no he empezado a comprar nada, soy un desastre.

Ahora pensad que tenéis más de un hijo, multiplicad estas situaciones por el número de hijos que tengáis. Sí, podéis echaros a temblar.

Pero, si se usa correctamente, no todo tiene que ser negativo. Intercambio de libros, artículos interesantes, información sobre actividades a las que poder apuntar a los niños, servir de ayuda para todos aquellos padres que por motivos de trabajo no pueden acudir a reuniones

El sindicato de profesores ANPE

Ya propuso una serie de pautas para que estos grupos lleguen a buen fin y no se conviertan en una herramienta de descrédito al profesorado.

Entre sus peticiones figuraban acciones como establecer para qué sirve el grupo, pedir que los textos sean breves e informativos, que se hable siempre con respeto, que no se sustituya una conversación que se podría mantener frente a frente por una de WhatsApp, que los problemas individuales no se conviertan en grupales, evitar fomentar los rumores y las críticas y preservar la intimidad de los alumnos, pedir permiso para agregar a un padre al grupo…”.

A todo esto yo añadiría evitar cuestiones personales como las fotos de las vacaciones que poco pueden interesar al resto del grupo, las comparaciones entre alumnos, es decir, presumir de las notas de tu hijo en un espacio como éste o criticar a otros padres por tomar la decisión de abandonar el grupo. Pertenecer al grupo de WhatsApp de padres no es obligatorio.

 

Fuentes:

http://www.elmundo.es/sociedad/2017/05/11/59148fc3e5fdea814d8b45b0.html
http://www.huffingtonpost.es/2016/09/18/grupos-whatsapp-colegio_n_11913504.html
http://www.anpe-madrid.com/uploads/WhatsApp%20y%20redes%20sociales%20-ANPE%20pide%20respeto%20al%20profesorado%20y%20un%20uso%20responsable_1495008027.pdf
http://www.anpe-madrid.com/ANPE+pide+respeto+al+profesorado+y+un+uso+responsable
http://www.abc.es/familia/educacion/abci-hacer-y-no-grupo-whatsapp-padres-colegio-201702282049_noticia.html
http://www.lasexta.com/noticias/sociedad/indignante-celebracion-madres-cambio-clase-companero-sus-hijos-que-sufre-sindrome-asperger_2017090359abe1380cf25c1bd7e83f10.html

 

 

Periodista Ana SevillanoAna Sevillano

Soy Ana, periodista y profesora de Secundaria, de lo primero ejercí durante algún tiempo como coordinadora de una revista dirigida a profes y mamis y papis de niños de 0 a 3, de lo segundo no literalmente, pero sí he trabajado varios años como guía de museos en Madrid para niños. Momento en el que entré en contacto con los más pequeños ya que las actividades eran para criaturitas a partir de tres años. Sí, clases de 25 niños de tres años por un museo lleno de cosas que no se pueden tocar. Casi es más fácil desactivar una bomba. Sin embargo, esta experiencia fue muy especial, y por decirlo de alguna manera me ha marcado y ha convertido en la mamá que soy hoy. Porque sí, ¡ahora soy mamá!, quizá una mamá con más errores que aciertos, pero soy ni más ni menos la que le ha tocado a mi peque. Espero que mis artículos despierten vuestra curiosidad y si queréis leer más de mí estoy en treintamami.

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