En una sociedad como en la que vivimos, satisfacer todas nuestras expectativas (así como las que vienen impuestas desde el exterior) puede resultar tremendamente complicado. Sobre todo para aquellos padres que trabajan y necesitan sacar adelante a sus hijos con todo lo que ello implica a nivel de tiempo, dedicación y perseverancia, puede convertirse en toda una odisea.
Hoy compartimos contigo unos consejos muy útiles para lograrlo:
Planifícate
Para poder organizar nuestro tiempo correctamente, será necesario que tengamos claro cuáles son las tareas y objetivos por cumplir. Es recomendable que crees una lista donde se especifiquen cuáles son para posteriormente ordenarlas por orden de importancia.
Deberás estimar qué tiempo deberás invertir en cada actividad y asignarle a cada una de ellas un espacio. Esta planificación te llevará algo de tiempo, pero sin duda se trata de una inversión que te ayudará a optimizarlo y gestionarlo mejor.
El objetivo de crearnos una hoja de ruta, es el de calcular cuánto esfuerzo y recursos deberemos invertir.
Prioridades
Para poder desarrollar una buena estrategia es importante que sepamos discernir qué tareas son las más importantes. Ten en cuenta que independientemente de la importancia que tengan todas estas actividades, todas deberán quedar concluidas y realizadas con éxito al final del mes o la semana.
Analiza todas las tareas que tienes pendientes y especifica cuál de ellas requerirá un mayor consumo de tiempo y esfuerzo. Te resultará mucho sencillo si estableces tres grupos dependiendo de la urgencia o importancia de cada una de las tareas.
- Tareas urgentes o necesarias: Estas se situarán en la cúspide de tu lista y contarán con una mayor prioridad. Dentro de este grupo incluiremos todas aquellas que debemos desarrollar obligatoriamente para evitar consecuencias negativas. Podemos incluir algunas como la asistencia a nuestro lugar de trabajo a diario, o por ejemplo acudir a una revisión médica cuando exista algún tipo de problema de salud.
- Tareas deseadas: Te darás cuenta de que estas estarán lo más probable incluidas dentro del grupo anterior porque nos resultan muy importantes, aunque lo cierto no llegan a ser estrictamente necesarias. Dentro de estas se encontrarían las actividades familiares o laborales complementarias. Sus consecuencias no serán graves ni tan inmediatas como en las del primer grupo. Un ejemplo sería llevar a nuestros hijos a un evento extraescolar o por ejemplo organizar una cita o reunión con nuestros viejos amigos.
- Tareas no necesarias: Dentro de este grupo incluiríamos aquellas tareas que aportan beneficios a pequeña escala. No resultan necesarias y de realizarlas a diario podrían provocar complicaciones dentro de nuestra planificación. Un ejemplo sería dedicar toda una tarde a buscar un atuendo adecuado en las tiendas para asistir a una celebración aunque en casa tengamos ropa adecuada.
¿De verdad son prioridades?
Deberemos meditar si realmente aquellas que hemos situado en el primer grupo son realmente imprescindibles. La realidad es que, lejos de lo que nos pudiera parecer, estas actividades o tareas no son tan importantes.
Si meditamos un poco descubriremos que estas cuestiones son tareas deseables, pero no imprescindibles. Las tareas del primer grupo van a provocarnos una especie de ceguera que nos impedirá ver otras cosas que sí son importantes.
Estas actividades las relegamos siempre al final de nuestra pirámide porque al no tener fecha de entrega son menos urgentes. Piensa que merece la pena disfrutar de muchas cosas importantes y relegar otras que parecían muy urgentes. De lo contrario probablemente estés desechando multitud de momentos irrecuperables y de gran valor para ti.
La ayuda y la cesión de responsabilidades
El día únicamente tiene 24 horas y aunque lo intentemos, no podemos abordar todas aquellas labores tanto familiares como profesionales. Es por eso que resulta muy importante que valoremos la posibilidad de solicitar ayuda externa.
Deberás saber que no siempre podrás estar al frente de todo y poner solución a todos los problemas. Asegúrate de que cuentas con una persona en la que puedas depositar tu confianza. En la mayoría de los casos deberás cederle aquellas tareas que por falta de tiempo te resultan imposibles.
Procura asegurarte de que esa persona las realizará tan bien como tú. Pedir ayuda es otra forma de responsabilidad, porque te aseguras que las tareas se desarrollen de una forma óptima y adecuada.
Exigencia
Debemos ser conscientes no podemos abarcarlo todo, y tampoco, a la perfección. Pero es necesario que seamos realistas y nos concienciemos de que efectivamente el tiempo es limitado y por lo tanto necesitaremos renunciar a la perfección.
Si estamos buscando obtener un resultado perfecto, tendremos que invertir más tiempo en ello, restándolo de otras tareas.
La culpabilidad
El fracaso forma parte de la vida y el hecho de que no hayamos podido abordar como deseábamos una o más tareas no es un indicio de nada preocupante. En muchas ocasiones los objetivos que nos hemos propuesto no han sido del todo realistas. En otras ocasiones la falta de organización también ha podido ser el detonante de estos errores.
Por eso es tan importante que sepamos organizarnos y estructurar bien nuestro tiempo, haciendo ejercicio de autocrítica pero sin sobrepasar los límites de lo razonable.