¿Es bueno que nuestros hijos aprendan una segunda lengua, como el inglés, porque favorecerá su neurodesarrollo o les costará aprender dos idiomas a la vez y tendrán un vocabulario más limitado?
Existe la falsa creencia, basada en algunos estudios del siglo XX, de que los niños que estudian dos o más lenguas aprenden con más dificultad, tienen más fallos o manejan un vocabulario más pobre que los estudiantes de un solo idioma. Hoy sabemos que no es verdad. Los niños bilingües tienen un mejor desarrollo neuronal, una mayor capacidad de relación y mayores recursos cognitivos y neurofuncionales.
Gimnasia para el cerebro
La arquitectura de nuestro cerebro se organiza y reorganiza a lo largo de toda nuestra vida, es lo que llamamos plasticidad cerebral. Esta capacidad permite que nuestras neuronas se fortalezcan y que creen nuevas conexiones. Este incesante proceso de construcción depende de dos elementos: los años y la experiencia vital.
La plasticidad cerebral es mayor cuanto menor es el niño. Pero no es infinita. En los primeros años el neurodesarrollose enfoca en que el niño alcance “capacidades esenciales” como la comunicación o la adaptación social. Para que el niño aprenda no es necesario un adiestramiento, lo hace de un modo natural. Esto es algo perfecto si lo conseguimos aprovechar.Logremos, por ejemplo, que nuestros hijos aprendan una segunda lengua, que estimulen su coordinación o que trabajen sus habilidades sociales desde pequeños para ofrecer a sus cerebros estímulos apropiados.
La plasticidad cerebral funciona de una manera distinta en los adultos que en los niños. Una vez alcanzadas las “capacidades esenciales“, nuestro cerebro no pierde NUNCA la capacidad de aprender. Pero las estructuras neuronales pierden eficacia con los años. Cuando nos hacemos mayores nos es necesario un esfuerzo activo para aprender, ya no se hace de un modo natural.
¿Por qué es importante alentar el aprendizaje de nuestros hijos?
Todos tenemos unos límites temporales para el desarrollo de ciertas habilidades. Son los períodos críticos. Si no logramos desarrollar esas capacidades en el momento óptimo de madurez cerebral nos resultará mucho más complicado hacerlo. A veces, imposible. Un ejemplo: todos los bebés tienen la capacidad de distinguir cualquier fonema, pero pasado el medio año solo podemos distinguir los de nuestra propia lengua. Así, los chinos no distinguen la “r” de la “l” y a los españoles se nos complican los sonidos vocálicos del francés.
La plasticidad neuronal, esa capacidad que tenemos para estructurar y reestructurar nuestro sistema cerebral, tiene además otra ventaja: permite transformaciones en la arquitectura neuronal de cerebros lesionados. Forma nuevos circuitos en sistemas dañados y lo hace con mayor eficacia cuanto menor sea el paciente.
Así que, saquémosle partido a la plasticidad cerebral. Lograremos que nuestros hijos creen nuevas sinapsis y que aumenten el desarrollo madurativo de sus neuronas en el momento adecuado. Eso les ayudará a incrementar sus habilidades comunicativas, a relacionarse mejor y mejorará su coordinación.
María de Lara es la directora y fundadora de Lara GO! (http://lara-go.com/), empresa que facilita que niños españoles viajen a programas educativos genuinos en Estados Unidos e Inglaterra.
6 comentarios
Muy interesante! Me ha encantado…. 😉
Gracias!! Un saludo!
De nada!!
Gracias!!
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