La psicomotricidad tiene que ver con el control psicológico sobre nuestro propio cuerpo, tanto de la cabeza, el tronco o las extremidades (lo que conocemos como psicomotricidad gruesa), como de las manos, pies y dedos (la psicomotricidad fina). Contar con unas buenas capacidades y habilidades psicomotoras supone muchas ventajas a nivel comunicativo ya que si sabemos controlar nuestro cuerpo y los movimientos que realizamos, podremos ponerlos a nuestro servicio para transmitir nuestros mensajes con una mayor riqueza de matices.
Y es que el uso de nuestro cuerpo nos devuelve una imagen corporal de nosotros mismos capaz de influir en nuestra dimensión social, emocional y conductual. Vivimos en un mundo en el que el sedentarismo es cada vez más habitual, con todos los riesgos y problemas de salud que esto implica. Por eso, es importante que conozcamos métodos y sistemas para ejercitar este tipo de estimulación y favorecer positivamente en el desarrollo de los más jóvenes.
Es importante que se tenga en cuenta, que estas actividades deberán entenderse como una forma de diversión y bajo ningún concepto como un deber
Hemos de ser conscientes, que la infancia es un período que se caracteriza por ser tremendamente crítico y la piedra angular en el desarrollo del ser humano a nivel físico, social, mental y emocional. La ejercitación de la psicomotricidad actuará como un catalizador a nivel cognitivo y conductual. Hoy vamos a compartir con vosotros algunos ejemplos de ejercicios que se pueden poner en práctica desde casa y que pueden influir muy positivamente en nuestros hijos.
Es importante que se tenga en cuenta, que estas actividades deberán entenderse como una forma de diversión y bajo ningún concepto como un deber. De este modo nos será mucho más fácil que se practiquen de forma diaria sin que exista ningún tipo de presión o resistencia. El resultado será visible y muy positivo a muchos niveles y lo podremos comprobar al instante.
Para trabajar en la psicomotricidad fina, podremos poner en práctica pequeños ejercicios en forma de manualidades que faciliten la estimulación de músculos y huesos. Este tipo de actividades, además de despertar la imaginación de nuestros pequeños y suponer retos divertidos, nos ayudarán a ejercitar de forma muy precisa y sin correr ningún riesgo los instrumentos de manipulación más efectivos que tiene el cuerpo humano: Las manos y los dedos.
Crear esferas:
Manipular materiales para generar figuras esféricas requiere de cierto arte y también de una perfecta coordinación en nuestros movimientos. Podemos utilizar tanto papel, como plastilina para lograrlo. Nuestras esferas nos pueden servir para infinidad de trabajos y manualidades como calendarios, libros, agendas, dibujos, muñecos… Es recomendable que se trabaje esta forma con diferentes tipos de materiales, a diferentes intensidades y con diferentes tamaños.
Témperas:
Las témperas nos pueden ofrecer unos resultados muy llamativos y divertidos si sabemos combinarlas de una forma adecuada. Jugando con la dosificación de agua y la cantidad de capas podremos crear más o menos contrastes y expresividad en nuestras obras. Además, la práctica de la pintura con este material nos enseñará a dominar el pulso y a delinear perfectamente contornos por lo que el control que adquiriremos sobre nuestros movimientos será elevado.
La plastilina y la arcilla:
Estos materiales se caracterizan por ser muy maleables por lo que las posibilidades de creación son infinitas. Además para crear figuras y formas requieren de un continuo amasado por lo que los músculos de nuestros dedos estarán en continuo ejercicio.
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¿Qué hay de las cosquillas?
Las cosquillas, masajes y caricias, además de resultan divertidos y una muestra de cariño son excelentes ejercicios para trabajar nuestras manos y ejercitar nuestra psicomotricidad fina. Por si fuera poco, cualquiera de las tres modalidades elevan la oxitocina, que es la hormona de la felicidad y el amor, así que ¡Todo el mundo a hacer cosquillas!
La psicomotricidad gruesa exige un mayor dinamismo y la disposición de un espacio más amplio (ya sea interior o exterior) donde poder desarrollar las actividades necesarias con total tranquilidad y seguridad. La tranquilidad y el control es muy importante en este tipo de ejercicios, por lo que es importante no sólo que nuestro hijo cuente con un lugar donde pueda desenvolverse de forma gradual y al que pueda acceder fácilmente; sino un lugar que también le ofrezca seguridad ante cualquier accidente. Para lograr un avance gradual y pisar sobre seguro, podemos seguir un orden partiendo desde las extremidades al resto del cuerpo. Por ejemplo, empezando por los pies, a continuación seguir con la cabeza y el tronco y por último una combinación global de todo nuestro cuerpo.
Herramientas y técnicas
- Una o varias pelotas: Nos pueden ofrecer una gran cantidad de ejercicios y retos para poner en funcionamiento nuestras extremidades. Botar, encestar, pasar, o derribar objetos con ellas puede resultar tremendamente divertido y más aún si lo hacemos en compañía y a través de algún juego.
- Trabajar con los pies: Algunas técnicas que podemos utilizar para ejercitarlos son los saltos, caminar de puntillas o con el talón, subir o bajar peldaños, correr dando patadas a un balón, chutar, pasarnos la pelota con otra persona, etc.
- Ejercitar la cabeza y nuestro tronco: Para ejercitar y fortalecer el cuello es recomendable dar toques con la pelota, y todos aquellos ejercicios o juegos que requieran movimientos giratorios de de cabeza. El baile puede ser una excelente opción para trabajar sobre nuestro tronco y nuestro cuello.
- Trabajar nuestro cuerpo de forma global: Tanto la danza como todo tipo de juegos clásicos como la comba o la práctica de diferentes deportes en equipo tales como el fútbol, el baloncesto o el hockey al aire libre pueden resultar muy beneficiosos para mejorar las capacidades motoras de los más pequeños así como para mejorar su salud en general y su resistencia.
>> Motricidad Gruesa y Autonomía Personal – Escuela de Padres Babyradio en Youtube <<
Este tipo de actividades pueden ser una excelente herramienta para trabajar sobre la psicomotricidad en todas sus variantes, cualquiera de las opciones puede convertirse en una forma de evitar el sedentarismo y adquirir hábitos saludables. Es recomendable que este tipo de actividades se desarrollen de forma habitual, a poder ser a diario. Combinar ejercicios de psicomotricidad fina y gruesa hará que los más pequeños tengan unas cualidades físicas perfectas así como un control total sobre su propio cuerpo.
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