Se acercan las fechas en las que se celebra la Navidad. Fiesta tradicional que se inculca de generación en generación desde hace mucho tiempo y en el que se trata de promover valores como el afecto y estrechar el vínculo que existe entre los adultos y los niños.
Hoy en día debido a la sociedad en la que vivimos parece que estos valores se han desvirtuado y los regalos han adquirido mayor protagonismo. La falta de tiempo de los padres que pasan más tiempo trabajando, o de los niños que hacen continuas actividades impide que apenas haya tiempo suficiente para pasarlo en familia. Esto tiene como resultado que en los adultos se forme un sentimiento de culpabilidad y lo quieran combatir con el “materialismo” de los regalos.
La Navidad es una época propicia para que los pequeños pasen más tiempo junto a sus familias, en el hogar, donde pueden adquirir su propia identidad y sentir seguridad.
Por eso, es un período perfecto para fomentar los valores familiares. En esta etapa se resaltan más las virtudes que conforman la familia y se hace más visible el sentido de pertenencia al grupo para los niños.
Qué valores se pueden potenciar en Navidad
Los valores son útiles y necesarios para la convivencia con otras personas y nos sirven a lo largo de toda nuestra vida.
Las fechas en las que se celebra la Navidad son ideales para potenciar valores como la generosidad, el amor, la amistad y hacer conscientes a los niños de la importancia que tienen.
Es momento en la que los padres y familias piensen que las navidades son un momento propicio para que los niños aprendan a no asociar las fiestas con la compra compulsiva y el consumismo y se aproveche para fomentar valores familiares como:
La generosidad y amistad.
Tener detalles con las personas que nos importen que no se basen solamente en regalos materiales. Que los padres enseñen a sus hijos a ser generosos sabiendo decir: “gracias” o “te quiero” se potencian buenos hábitos sociales.
La unión en familia.
Participación activa de los miembros de la familia en actividades conjuntas como por ejemplo, la decoración navideña o el momento de las cenas juntos.
Solidaridad.
Puede ser un buen momento para explicar a los que pequeños que muchas personas viven situaciones desfavorables e ir instaurando en los niños conciencia de realidad y un sentimiento solidario.
Ser positivos.
Transmitir al niño la importancia de canalizar sentimientos y emociones para encarar la vida con actitud positiva y alegre pare sentirse bien con ellos mismos.
Cómo se transmiten estos valores. La comunicación.
Para que la familia esté unida es importante que exista la comunicación ya que será el medio por el cual se den las relaciones sociales y la educación. Será el canal que usaremos dentro de la familia para transmitir aspectos tan importantes como los sentimientos, la afectividad y los valores.
La comunicación aparece desde que nacemos y va evolucionando a lo largo de nuestra vida. La manera en que los padres se comuniquen con sus hijos dotará a estos de las herramientas necesarias para relacionarse con otras personas y aprendiendo los valores que van configurando su personalidad.
Los modelos comunicativos que utilizan los padres pueden ser:
Estilo de comunicación pasivo:
Las personas con personalidades pasivas suelen ceder ante los deseos y las propuestas de los demás, por lo que nunca consiguen hacer lo que desean. Con este tipo de comunicación los padres consiguen hijos materialistas. Siempre consiguen lo que quieren y sus deseos están por encima de todo.
Estilo de comunicación agresivo:
Las personas que se comportan de manera agresiva y autoritaria consiguen que sus hijos se comporten de manera pasiva. Aprenden que las cosas se hacen por obligación y este comportamiento repercute en su autoestima. Los valores que se intentan inculcar en la época de Navidad pierden su sentido con este tipo de comunicación.
¿Podemos encontrar un estilo adecuado para la comunicación sana y constructiva?
Estilo de comunicación asertivo: con este tipo de comunicación se aprende a respetar los derechos propios y los de los demás. Se deja de lado los extremos, es decir, imponer conductas o ser pasivos ante las demandas del niño. Los hijos que han sido educados desde este punto de vista adquieren los valores dotados de su sentido real, por lo que este tipo de comunicación es mucho más efectiva para transmitir valores.
Autor: Borja Quicios
Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Máster en Psicomotricidad Vivenciada y Coach educativo. Especialista en Educación y Deporte.
Autor y fundador del blog DeHijosyPadres.
5 comentarios
no me gusta para nada, no se le entiende mucho la verdad, no me gusto.
Muy interesante, en esta época decembrina, Felicidades
no sirve
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