La clave del éxito personal se fundamenta en muchos “ingredientes” pero uno de los más importantes es la autoestima. Se puede ser inteligente y tener talento, pero carecer de autoestima puede ser un obstáculo para alcanzar el éxito en la relaciones con los demás o en las tareas que se quieran desempeñar.
Los primeros años en la vida de un niño son claves para que se de una autoestima sana. De ahí la importancia de fomentar en nuestros niños la seguridad en sí mismos y su sentido de la valía. Al hacerlo aseguramos parte del dicho éxito en su vida.
Cuál es el papel de los padres
Hay que tener en cuenta que como padres no se puede controlar todo lo que el niño ve, oye o piensa. Pero se puede hacer mucho al respecto. Durante estos primero años todo lo que aprenden es impactante y deja mucha marca en ellos. Por ello, los padres deben aprovechar la oportunidad de enseñarle cosas positivas sobre sí mismo que le ayudarán a enfrentarse con las diversas experiencias que llegarán a lo largo de su vida.
Qué pueden hacer los padres para potenciar la autoestima
- Dar amor. Lo más importante es interesarse por ellos y que tengan la sensación de seguridad, pertenencia y apoyo que le dan los padres. Tu hijo se sentirá mejor si lo aceptas tal y como es, sin importar cuáles son sus puntos fuertes, sus dificultades, su temperamento o su destreza.
- Hablar en positivo a tu hijo. Dile las cosas de manera positiva e intenta no usar expresiones negativas. Cambiar el “eres un desastre” por “esta vez lo has hecho un poco desastrosamente”. Evita las amenazas y trata de motivarle a través de premios, no materiales sino emocionales.
- Establece límites. Establece algunas reglas razonables. Los límites que impongamos deben ser en un lenguaje positivo y con unas consignas claras y precisas. Es importante que sepa que algunas reglas no se pueden cambiar.
- Escucha a tu hijo. Podemos dedicarles una atención completa cuando están hablando, tratando de comprender el punto de vista. Eso le ayudará a reforzar la sensación de que es valioso e importante para ti. No tiene que ser mucho tiempo, pero, por ejemplo, si tu niño quiere hablar contigo, deja de hacer lo que estás haciendo para conversar con él.
- Promover independencia. Anima a tu hijo a que explore algo nuevo, cómo probar comida diferente, hacer un nuevo amigo, déjale que cometa errores. Aunque siempre existe la posibilidad del fracaso, sin riesgos no hay oportunidades para el éxito. Trata de no intervenir mucho. Si lo haces puedes fomentar su dependencia y dañar su autoestima, ya que esta aumentará solo cuando exista un equilibrio entre tu necesidad de protegerlo con su necesidad de abordar nuevas tareas.
- Demuestra que lo hace bien y da aliento. Haz un esfuerzo por reconocer, todos los días, las cosas buenas que hace tu hijo y dilo en voz alta. Así, el pequeño tendrá la sensación de haber logrado algo y su autoestima se fortalecerá. Además sabrá exactamente qué fue lo que hizo bien. Pero… Cuidado. Demasiadas alabanzas pueden impactar de manera negativa su autoestima, ya que se sentirá presionado al esperar que otras personas aprueben sus tareas. Es recomendable que repartas las alabanzas juiciosamente y ofrezcas aliento sin límites
- Mejor sin comparar. Muchas veces caemos en el error de comparar a nuestros hijos con otros niños de su edad o, incluso, con sus hermanos. Debemos tener en cuenta que cada niño es un mundo y comparar no lleva a buen puerto.
- Ser realistas. No esperar que las cosas siempre vayan bien. Hay que estar preparados para ayudar a los hijos en la medida que lo necesiten
- Dar apoyo. Cuando los complejos aparecen, es el momento de estar con ellos para entenderles y consolarles. Una vez que hemos conseguido dar consuelo, es el momento de trabajar habilidades sociales para poner en práctica en futuras ocasiones.
Ejemplos de cómo enseñar habilidades sociales a los pequeños
- Jugar a “qué dirías tú si yo te digo…” “la próxima vez que venga un niño que no sabes hacer algo, le puedes responder que te encantaría que él te enseñara ya que parece que él sí sabe hacerlo bien”
- Poner nombre a sus emociones y ayudarle a reconocerlas puede ser muy útil para su crecimiento emocional y el control de su impulsividad.
- Transmitirles formas de interacción más cooperativas y menos competitivas.
Cómo afecta a la autoestima ser competitivo
La competitividad nos ayuda a superarnos a nosotros mismos y a mejorar. Cuando se convierte en una obsesión es cuando aparecen los inconvenientes. Si esta competitividad se da en su justa medida habrá ventajas.
Cuando los niños son excesivamente competitivos evalúan sus resultados en términos de todo o nada, o se gana o se pierde, y eso puede traer problemas serios al niño, como:
- Baja autoestima
- Estrés
- NO toleran la frustración
- Extrema preocupación por ser perfeccionistas
Una competitividad sana es aquella que:
- El niño se compara consigo mismo y no con los demás
- Se valora el esfuerzo y no solo el resultado.
- Se aprende de los errores y no se castiga
- Se disfruta independientemente del resultado.
Autor: Borja Quicios
Licenciado en Psicología con especialidad en Educación por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Psicomotricidad Vivenciada y Coach educativo. Autor y fundador del blog DeHijosyPadres.
7 comentarios
Muy bien este artículo.
Gracias por compartirlo.
Un saludo.
Muchas gracias por tu aportación Vicente, nos animas a seguir!! Un abrazo!
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