Enero es el mes de los propósitos de año nuevo. En diciembre ya vislumbramos qué cosas nos gustaría cambiar de cara al próximo año, hacemos balance y planeamos qué cambios deseamos en nuestra vida.
Como empezar el año nuevo
Hacemos listas en las que aparecen dejar de fumar, ir más días al gimnasio, pasar más tiempo y de calidad con mi pareja y mis hijos…
Empezamos con mucha motivación y siendo muy exigentes con nosotros mismos, lo que al final nos lleva a dejar estas metas aparcadas, ya que nos sentimos agotados al no ver los resultados de manera inmediata.
Pero, ¿sabemos cuánto se tarda en conseguir que una nueva acción se convierta en un hábito en nuestra vida? ¿conocemos el ritmo correcto que debemos seguir para conseguirlo sin tirar la toalla?
Pasos para convertir nuestra meta en un hábito
- Lo primero y más importante, es saber que nuestra finalidad es convertir ese hábito en un estilo de vida.
- Paso a paso, no hacemos nada de manera radical. Por ejemplo, dejar de fumar o hacer deporte 3 días en semana. No podemos fumarnos 10 cigarros diarios y al día siguiente cero. Hay que ir progresivamente. Igual que el gimnasio, si después de años de vida sedentaria, vamos al gimnasio 3 días en semana, podemos causarnos daños físicos, mejor empezar con un ir un día y hacer ejercicios adaptados a nuestra condición actual y luego ir aumentando.
- Planificar y organizar los pasos que vamos a ir dando. ¿Hasta dónde estoy dispuesto a hacer esta semana?
- Apuntar nuestros progresos en un diario para motivarnos los días que dudemos sobre si seguir o no con nuestra meta.
- Ser conscientes de que esto lleva trabajo y esfuerzo, no podemos cambiar de un día para otro. Y saber que habrá días en los que nos frustraremos y querremos tirar la toalla.
- Ponernos metas realistas.
- Dejar aparcado el “tengo que apuntarme al gimnasio”, “tengo que hacer dieta”…o también el “tengo muchas cosas que hacer”, “con el ritmo de vida tan ajetreado que llevo…” EXCUSAS, tengo que buscar el potenciarme a mí mismo, el ser capaz de convencernos en que ponernos metas, pensar en mejorar nuestra calidad de vida, no es algo que nos provoque culpa, sino debe ser el comienzo para el autocuidado y mejorar.
- Hacer un horario y planificar lo que tengo que hacer cada semana, hace que nos demos cuenta de cuánto somos capaces de cuidarnos, cuánto somos capaces de cumplir los propósitos, qué cambios o reajustes tengo que hacer para reconducir mis propósitos.
- REGÁLATE, pequeños esfuerzos y pequeñas recompensas.
- Una lista es imprescindible, todo lo que se escribe se ve, los pensamientos quedan en nuestra cabeza, hay que sacarlos. Escribe una lista de propósitos y selecciona uno. Luego habrá que desglosar ese propósito en pequeños pasos. Las cosas no se hacen de un día para otro, pero si se intenta, ¿quién mejor que nosotros para echarnos un pulso?, y decir, “ya verás que lo consigo”.
- Los mensajes negativos que a veces nos decimos son una forma de darnos permiso para abandonar. “que mal se me da…”, “con la de ropa que tengo que lavar”, “qué pereza”, entre otros. Es bueno que conozcamos nuestros puntos débiles para evitar situaciones que pongan en peligro nuestra carrera a conseguir los logros. (en el caso de seguir una dieta) En lugar de “hemos quedado esta tarde y no podré beberme una cerveza”, pues funcionaría mejor “he quedado para disfrutar con mis amigos/as”.
- COMPARTIR. Es bueno que tu pareja, el resto de la familia, amigos, conozcan en qué propósito estás trabajando. Eso hace que te pregunten qué tal te va. Intenta acompañar la información con aspectos positivos por ejemplo “he conseguido pasar de 10 a 5 cigarrillos y reconozco que respiro mejor” o del tipo “llevo 3 semanas en clase de pilates y ya he conseguido hacer…”, eso hará que se potencie tu autoestima, te encuentres mejor y lo veas como algo positivo, no ver que los propósitos son una tortura o algo estresante.
- Retos grupales. Es bueno desafiar al resto de la casa. Hacer que tus hijos trabajen en conseguir logros y que vean que tú te los propones, es enseñarles a marcarse metas, a ser competitivos, a no conformarse, a proponerse mejorar su calidad de vida, intelectual, deportiva, etc. También es una forma de relación e identidad familiar, una forma de “echar un rato juntos”, es algo por lo que iniciar conversación y comunicación entre la familia, potencia la empatía, ayudarse los unos a los otros, es una forma de entablar lazos de unión y superar la vida estresante en la que vivimos, si el estrés no nos gusta y nos hace perder calidad de vida, lo debemos combatir de alguna forma.
- REGULACIÓN. Proponer hábitos, metas, hace que se regule nuestra vida, dotarla de sentido, incluso organizar un poco el caos, sobre todo si somos personas “algo desastre”. Por ejemplo, si nuesto niño no come frutas, puede ser un reto semanal el probar una pieza de fruta u otro alimento, pero como os venimos contando, no es algo que se empiece de un día para otro, debemos de empezar por un cuarto de fruta al día y una pieza a los quince días y así (Por ejemplo). Cualquier cosa que queramos proponernos, instaurar en nuestras vidas, tiene un proceso que es necesario desglosar y hacerlo bien.
- Hay veces que necesitaremos supervisión, es decir, si queremos perder peso, una nutricionista puede ayudarnos a controlar de una manera adecuada el proceso. Si el propósito es un tema con nuestros hijos y es algo que llevas tiempo intentando sin resultados, es posible que necesites ayuda profesional (psicólogos, psicopedagogos…). Si dejas continuamente los gimnasios, deberás ser exigente, buscar un lugar dónde la atención sea más personalizada o empezar por deportes menos agresivos.
Por ello como siempre os decimos, buscar ayuda con un/a profesional, siempre es una buena opción.
Julia Torres Vela – Psicóloga Sanitaria.
María Bravo Pérez – Psicopedagoga y Terapeuta en atención temprana y lenguaje.
Julia y María son las propietarias de Gabinete Crece. Puedes encontrarlas en Facebook e Instagram.
Un comentario
No tenía ni idea, muchas gracias.
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