Para inculcar el valor del esfuerzo es importante que un niño encuentre razones de peso por las que implicarse. Un fin, un objetivo o una meta atractiva servirá como incentivo y podrá convertirse en el motor de todo. Si nuestro pequeño es capaz de identificar unos beneficios o ganancias después de realizar una actividad que requiere cierta dedicación, lo más probable, no es sólo que la repita sino que busque nuevas actividades que le reporten nuevos beneficios a largo y medio plazo. Como padres, es importante que nos aseguremos de que nuestro hijo obtiene lo que desea cuando lo merezca.
Además de esta motivación, también es muy efectiva la exigencia por nuestra parte. Como padres, somos el principal agente de influencia por lo tanto nuestras valoraciones y peticiones serán muy determinantes. Aunque sin sobrepasar los límites, puede resultar muy positivo que exijamos de forma gradual mayores resultados a nuestros hijos. Esto es importante, porque, debido a que imitan nuestras conductas, esta exigencia se convertirá en un futuro en autoexigencia. Dependiendo de la edad y el grado de madurez de nuestros pequeños, podremos asignar unas u otras labores. Lo más recomendable es que se implementen en la infancia temprana y se vayan aumentando con el paso el tiempo.
Podemos empezar con tareas como recoger sus cubiertos después de las comidas, limpiar u ordenar su habitación… En un futuro se traducirán en elecciones por su propia voluntad de metas más complejas, lo cual irá acompañado también de un mayor nivel de responsabilidad y compromiso.
Sin embargo, a veces puede resultar peligroso exigir a nuestros hijos unos resultados. Tarde o temprano tendrán que enfrentarse a una situación de fracaso. Por lo tanto, es también muy importante que empecemos a educarles en los conceptos de fracaso y éxito. Si los resultados no son los esperados y nuestro pequeño no sabe afrontarlos, lo más probable es que esto se convierta en un motivo para no volver a intentarlo en un futuro. Para evitar que pierdan confianza en sí mismos es importante hacerles entender que el fracaso forma parte del éxito. Nuestros hijos deben aprender a ver los errores como una oportunidad para crecer, mejorar y hacerlo mejor. Si de esta forma entienden que el fracaso no existe y que los errores son un camino hacia el éxito, tendrán la capacidad de ser más constantes, implicados y optimistas.
Por supuesto, también es importante que tengamos en cuenta que la motivación también está relacionada con sus intereses, personalidad y el entorno. Si somos capaces de encontrar algo que realmente le resulte de interés y le atraiga, el resultado será más efectivo.
Pautas para el éxito
- Delega pequeñas responsabilidades que estén en sintonía con su edad y nivel de desarrollo. Resultará esencial que sepa que cada persona es responsable de sus cosas.
- Dale libertad, permítele cometer errores. Es importante que de forma gradual aprendamos a darle independencia a nuestros hijos. Deben vivir situaciones que únicamente ellos podrán afrontar y problemas que ellos podrán solucionar de forma autónoma. Es aconsejable que se comience con aquellas cosas más sencillas y cotidianas como vestirse, cepillarse los dientes… Dando libertad en estas cosas tan simples, irán adquiriendo sensación de autonomía y por lo tanto seguridad en sí mismos. Esta independencia deberá extenderse a la toma de decisiones. Obviamente, habrá muchas decisiones que, como niños, no puedan tomar. Sin embargo, siempre hay pequeñas elecciones que pueden empezar a adquirir. Si no decidimos por ellos y somos capaces de darles un margen de acción, ahuyentaremos los miedos y la frustración.
- Trata de hacerle ver de todas aquellas formas que te sean posibles, una enseñanza elemental: Detrás de una recompensa debe haber un esfuerzo. Esto les ayudará a valorar mucho más cualquier cosa que tenga a su alcance.
- Procura que tu hijo sea consciente siempre que sea posible de las consecuencias de sus actos. Esto le ayudará a responsabilizarse y asumir un mayor control de sus decisiones. En el preciso momento en que sea consciente de que sus decisiones afectan al resto de personas y a su entorno, podrá encontrar herramientas para modelar su conducta y auto superarse.
- Ayúdale a encontrar actividades que le resulten placenteras y se conviertan en retos constantes. La observación será muy importante. Si somos capaces de detectar qué tipo de actividades son más estimulantes podremos poner a su disposición muchas herramientas para desarrollar sus capacidades. Por ejemplo, cursos de dibujo, juegos, actividades…
- Presta atención a sus movimientos y cuando lo veas inmerso en alguna actividad creativa de cualquier tipo destaca sus puntos fuertes y premia su dedicación. Esto generará una imagen positiva de sí mismo y una sensación de capacidad y fortaleza.
- Un hobby puede proporcionarle muchas enseñanzas e implementar en su vida hábitos que están reñidos con el esfuerzo pero también con el disfrute y las ansias de superación.
- No exijas nada que tú no seas capaz de hacer. Recuerda que tu hijo es un reflejo de tu comportamiento en ciertos sentidos. No podrás conseguir que haga lo que dices si tú mismo actúas de manera diferente. Tu hijo va a actuar tomando como referencia tus actos, y si tú no mantienes tu oficina ordenada, lo más probable es que tu hijo tampoco mantenga su habitación ordenada, a pesar de lo que tú le puedas decir.
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