Hola amigos y amigas, os agradecemos el tiempo que dedicáis a leer nuestros artículos, son muchas las experiencias que habéis compartido con nosotros y os lo agradecemos.
En esta ocasión nos gustaría abordar un tema bastante estresante que tiene que ver con el tiempo y desarrollo que cada niño tiene. No referimos más concretamente a expresiones como:
-Pues mi niño ya pronuncia perfectamente la “R”
-Pues el mío ya sabe andar.
-Pues el mío ya tiene casi todos los dientes.
-Pues el mío sabe dar la vuelta al chupete.
Y así hasta un sinfín de sin sentidos. La cuestión es que en muchas ocasiones tales afirmaciones nos colocan en una posición complicada, me explico.
Cuando alguien expresa alguna de esas frases (hay muchas más, seguro que podríais aportar algunas) siempre lo hace desde la seguridad de que su hijo/a es el único/a que lo hace hasta ese momento. Seguramente sea así, no hay otro niño en el grupo que se haya desarrollado en ese sentido tan rápido como el hijo del padre o madre que expresa dicho logro.
El resto, los oyentes pasivos, debemos aguantar en ocasiones, perdonarme la expresión, estupideces del calibre de:
– Hoy se ha levantado y vestido, y sólo tiene 2 años, ya es un niño mayor.
-Ya hace cosas de niños mayor.
-Ha hecho un dibujo que parece de un niño mucho mayor
Pero si a nosotros nos da pena que crezca, que deje de ser el pequeño Tomás…en fin.
En muchas ocasiones lo expuesto se sabe de antemano que no es cierto y lo único que busca es ser competitivos en el desarrollo de nuestros bebés.
Cuando escuchamos algo así no sabemos muy bien cómo reaccionar. Hay varias maneras de afrontar este tipo de competitividad:
- Piensas “Mi hijo no hace eso o aquello” y te sientes mal.
- Te pones a la altura de los demás y afirmas que tu hijo también lo hace, a sabiendas de que no es cierto.
- Te propones ponerlo a prueba para ver si lo hace y si no es así le comentas que otros niños si.
- Te quedas callado y dejas pasar el tiempo, al final todos aprenden a hablar bien, andar, le salen los dientes…
Son cuestiones en muchas ocasiones absurdas y que se deben aguantar por el bien social de nuestros hijos, padres y madres del colegio, barrio…
Cada niño tiene su tiempo para adquirir y desarrollar ciertas habilidades o capacidades, debemos se empáticos a la hora de relacionarnos con otros padres y no resaltar sus virtudes, estamos allanado el terreno para que alguien nos recuerde sus defectos.
Como en todo en la vida hemos de buscar el equilibrio, ser personas con una buena salud mental.
Reconocer, apoyar y fomentar las virtudes de los demás, habla bien de nuestra salud mental.
Llevamos un tiempo trabajando con Tomás la empatía, le estamos animando a que reconozca, valore y apoye las cualidades de sus amigos sin que por ello se sienta mal. Es un tema que entre los adultos cuesta superar, en los niños es otra historia, ellos son más abiertos y tienen menos prejuicios, es la edad ideal para fomentar y sembrar la semilla de la solidaridad, el agradecimiento, el reconocimiento…
En esta ocasión no hemos tenido dudas en dar solución a dicho problema, simplemente nos quedamos callados. Hemos de reconoceros que algunas veces han insistido para que respondamos. El silencio acompañado de una sonrisa es la mejor respuesta.
Tenemos dudas en muchas áreas pero ninguna en este sentido, no queremos un niño competitivo producto de unos padres competitivos que van por la vida cotejando las acciones de sus hijos con la de los demás.
Cada niño es maravilloso y único en todos sus aspectos. Tomás nos está descubriendo un mundo que desconocíamos, cada día es una nueva aventura llena de ilusión.
Una cosa que si que hemos notado en Tomás, son comportamientos muy parecidos a los nuestros y que no nos gustan, pero de eso os compartiremos en otra ocasión.
De nuevo daros las gracias por vuestro apoyo, sin él nada de esto sería posible, gracias por vuestras palabras de ánimo. Como siempre decimos estamos en el camino aprendiendo y deseamos poder hacer el viaje acompañados de todos vosotros.
Un abrazo
Padres Novatos
