En casa del viejo lobo hambriento para cenar siempre hay una miserable ¡¡¡sopa de verduras!!! Pero una noche, llaman a la puerta de su pequeña cabaña y se trata ni más ni menos que de un pobre corderito que se ha perdido. El lobo entonces empieza a planificar el suculento guiso con que se llenará el estómago... Pero el cordero no quiere convertirse en el gran manjar del lobo, lo que quiere es ser su ¡AMIGO!
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