Las expectativas de los padres pueden ayudar a la autoestima del niño y pueden alentar su desarrollo. El fin último de unos padres es que a su hijo le vaya bien en la vida. Por tanto es normal que los padres tengan unas expectativas de felicidad con respecto a sus hijos y se esforzarán para poder transmitirle al pequeño todo lo que le pueda ayudar a lo largo de su desarrollo.
Pero también estas expectativas pueden ser un obstáculo. Esto ocurre cuando se establecen unas expectativas tan altas que son irreales y superan las capacidades de sus hijos. Aparecen cuando los deseos de los padres se convierten en obligaciones y en ambientes de excesiva atención y preocupación.
Cuando las expectativas son altas
Cuando las expectativas resultan ser así pueden crear problemas de insatisfacción y baja autoestima en la edad adulta debido a que el niño crece sintiéndose “poca cosa” para sus padres que esperan que sea “el mejor” en todo lo que haga.
Esta exigencia le creará mucha tensión interna al niño y le genera una sensación de fracaso por no estar a la altura de los que se espera de él.
Si el niño actúa acorde a los deseos de sus padres, a pesar de no desear lo mismo, puede generar que el pequeño sea infeliz y se vaya alejando de sus padres. Al contrario, si no lo hace, puede sentirse culpable por no complacerles y también hace que se aleje de la figura paterna y materna.
Cómo actuar
Es clave que los padres tengan expectativas claras para sus hijos. Los niños necesitan que los padres espera cosas de ellos. No esperar nada en particular garantiza que los hijos no se esfuercen por cumplir las normas básicas para la convivencia.
Pero se debe hacer transmitiéndoles expectativas positivas:
- Tomando distancia de nuestros deseos y expectativas permitirá a los padres mirar de cerca a sus hijos. A menudo se preocupan más lo que ellos quieren para sus hijos y la imagen que dan socialmente, que lo que en realidad son. Por tanto, deben mirar a sus hijos desde lo que son y desde lo que, con su apoyo, pueden llegar a ser.
- Evitar comparar a hermanos y hermanas.
- Tratar a los hijos por igual y con respeto.
- Será beneficioso tener momentos de conversación y escucha con ellos.
- Contrastar las ideas preconcebidas. Así, se podrá conocer al niño mejor y ajustar las expectativas que se tienen como padre , transmitiéndole confianza al niño y no exigencia
La motivación es clave
Siempre que hablamos de expectativas aparece el término motivación que es clave para que el niño se “mueva” y se desarrolle. Los padres son la influencia más importante en la motivación de su hijo. Puede ayudar a su hijo a desarrollar una actitud ganadora.
La manera en que los padres lo hagan influirá en la autoestima de sus hijos y por lo tanto en su personalidad y en cómo se enfrentarán a todo lo que se vaya encontrado en su vida.
¿Cómo hacerlo?
- Enseñar al niño a trazarse metas. Mientras más específica sea su meta, más fácil será lograrla.
- Enseñar al niño a lidiar con los retos. Cómo una gran tarea puede lograrse paso a paso.
- Dar elogios cuándo se lo merezca.
- Enfatizar su progreso. Señalar cualquier mejora que indique que se van alcanzando progresos.
Autor: Borja Quicios
Licenciado en Psicología con especialidad en Educación por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Psicomotricidad Vivenciada y Coach educativo. Autor y fundador del blog Padreehijos.
6 comentarios
Excelente artículo y consejos. Definitivamente algo que todo padre debería tener en cuenta. Muchas gracias por compartir algo tan útil.
Acabo de encontrarme con tu blog a través de Google y tengo que decir que estoy muy contento de haberlo encontrado. Me encantan tus mensajes.
Gracias por la guía clara para saber que hacemos mal en la formación de nuestros hijo.
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