Los/las hermanos/as son los primeros iguales con los que nos relacionamos. Todos/as pensamos o deseamos que nuestros/as hijos/as se lleven bien y se apoyen mutuamente, pero en multitud de ocasiones ocurre lo contrario y aparecen los celos y las rivalidades.
Hay hermanos/as que son iguales y otros/as que parecen de otra famlia, al igual que encontramos diferencias físicas, existen también diferencias en sus formas de ser y comportarse incluso habiendo recibido la misma educación.
La situación ideal sería establecer las mismas normas y el mismo estilo de crianza para todos/as, pero adaptado a las necesidades de cada hijo/a. De esta forma reforzamos sus fortalezas y mitigamos sus defectos; ya que esto será diferente en cada hermano/a.
Claves para educar cuando hay varios hermanos/as
- Cada hijo/a es único/a igual que cada persona, por lo que las normas y reglas que puede que nos hayan servido para uno/a no sean eficaces para otro/a. Lo más recomendable es tener unas normas iguales en su base, pero adaptadas a cada niño/a, a su forma de ser y su edad.
- Evitar las etiquetas y las comparaciones. Ponerles la etiqueta del/ de la hermano/a bueno/a o malo/a perjudica a todos/as. Mientras que al / a la malo/a le podríamos estar disminuyendo su autoestima y no dándole la oportunidad de mostrarnos que su conducta puede mejorar; el/la hermano/a bueno/a se podría sentir presionado/a por tener que “dar la talla” siempre, creándole miedo al fracaso, dificultades en el manejo de su frustración…Como dice la popular
frase “las comparaciones son odiosas” y entre hermanos/as más. Cada uno/a es diferente, aunque se parezcan de cierta forma, y comparar lo que hace uno/a y otro/a creará rivalidad entre ellos/as, dificultades en su relación y con sus progenitores, o incluso celos. - Es importante desde el nacimiento, que los papás y las mamás aprendan a diferenciar a sus hijos/as. Que reconozcan sus virtudes y sus defectos, y cubran las necesidades específicas de cada uno/a. Todos/as tienen el mismo valor con sus características particulares.
- Es esencial propiciar un trato único y particular con cada hijo/a, teniendo en cuenta las características de cada uno/a. Haciéndoles sentir únicos/as y diferentes; pero a su vez queridos
por igual por parte de sus padres y madres. - La llegada de un nuevo hermano/a implica incertidumbre para ellos/as cómo por ejemplo:
- Cambios que se producirán: habitación, cosas del bebé, más cuidados…
- El /la hermano/a mayor tendrá que quedarse con los/las abuelos/as u otros familiares mientras mamá esté en el hospital. Comunicarle esto los días previos, los/as ayudará a estar prevenido/a sobre cómo van a transcurrir las cosas y reducirá para ellos/as el estrés de no saber qué ocurrirá.
- Se debe hablar con ellos/as sobre el bebé, darles el protagonismo de ser hermano/a mayor, animarle a que nos ayude a cuidarlo/a, tocarlo/a, acariciarlo/a, calmarlo/a,
esto hará que se sienta importante en los cuidados del bebé. - Si el hermano/a mayor recientemente acaba de instalarse en su cuarto y dormir solo/a, puede que con la llegada del bebé quiera algún día dormir con los/las papás/mamás, permíteselo, ya que no va hacer que deje de dormir solo, sino que reduzca celos. No podemos pretender que se comporten como adultos que razonan y hagan como si no les afectara, son niños/as y necesitan mimos y cuidados aunque ya
no sean bebés. - Los/las bebés necesitan cuidados durante todo el día. No olvidéis que los/las mayores también necesitan atención. Busca un ratito del día para hacer algo con ellos/ellas que les guste, donde el bebé no esté presente. Un cuento antes de dormir, hacer juntos un puzzle…
- Es importante que cada hijo/a tenga un espacio propio, de juguetes, espacio físico o lugar donde tener sus pertenencias.
- Potenciar las capacidades de cada uno/a ayudará a que se conforme una autoestima sana, que cada uno/a vea que es diferente y que todos los miembros de la familia ven esas virtudes. También tienen que conocer sus debilidades, pero que éstas nunca sean un arma que utilizar para discutir entre ellos/as, para hacer burlas…sino que seamos una ayuda para superar aquello que no se les da tan bien, dando ideas de cómo mejorar y ser un apoyo; esto hará que mejore el vínculo familiar no solo entre los hermanos/as.
- “¡Los/las dos castigados/as!” … cuántas veces hemos escuchado esta frase…o “para ninguno/a de los/las dos” … es normal que haya conflictos y peleas. Los/las adultos/as, tenemos que enseñar a gestionarlos bien y a resolverlos. Cuando los niños/as se pelean deben arreglar sus diferencias entre ellos/as. Si les educamos enseñándoles a poner nombre a lo que sienten, podrán identificar lo que ocurre y por qué discuten. Los/las adultos/as no debemos intervenir en exceso (papel de mediadores/as), ya que haría que al final nos posicionemos. Hay que enseñarles que, si pelean, pueden resolverlo (hay que darles tiempo para que piensen cómo, sin darle nosotros/as la solución de inmediato) o pueden distanciarse cada uno/a a su habitación y cuando se calmen que lo arreglen.
- Como padres y madres, nuestra misión es enseñarles a hacer que entre los/as hermanos/as se cuiden, se protejan y sean los/las confidentes que muchas veces necesitan. Para eso, los/las mayores, somos más observadores y podemos propiciar, si vemos bajos de ánimo a algún/a hijo/a, que el/la hermano/a se acerque a jugar, a preguntarle o simplemente a abrazarle.
- Cuando algún/a hermano/a presenta una discapacidad, la atención a este/a último se multiplica. Los/las hermanos/as que no presentan discapacidad sufren considerablemente, ya que son menos atendidos/as, porque la situación familiar es difícil. Lo pueden pasar mal porque a veces no entienden qué le ocurre a su hermano/a. Las consecuencias son dificultades en el aprendizaje, en la conducta (llamadas de atención constante, volver a dormir con los/las padres y madres, no control de esfínteres…). Aquí es necesario que los/las profesionales os orienten sobre qué hacer.
Y como siempre os decimos, consultar a un/a profesional siempre es una buena opción.
Julia Torres Vela – Psicóloga Sanitaria.
María Bravo Pérez – Psicopedagoga y Terapeuta en atención temprana y lenguaje.
Julia y María son las propietarias de Gabinete Crece. Puedes encontrarlas en Facebook e Instagram.