Anoche llego a casa el popular Ratón Pérez. Yo no sabía quien fue su creador y me permití un ratito de mi tiempo, para honrar a quien durante dos semanas ha estado alimentando la ilusión de mi pequeña, desde que empezó a movérsele un diente.
Así que busque en la wikipedia para informarme por un ser tan pequeñito. Resulta que el señor ratoncito Pérez fue creado por el jesuita Luís Coloma para consolar al joven rey español Alfonso XIII tras perder un diente con ocho años de edad. Coloma imaginó a un pequeño roedor que vivía con su familia dentro de una lata de galletas en la entonces famosa confitería Prats, a poco más de cien metros del Palacio Real de Madrid.
El Ratón Pérez, que su creador describió como “un ratón muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro y una cartera roja colocada en la espalda”, se deslizaba a través de las cañerías para llegar con algún regalo al palacio y a las casas de los niños pobres que habían perdido un diente de leche.
Y me digo yo, cuanta ilusión regala tan pequeñito animalito.
Llevo viendo desde hace dos semanas la carita de mi peque de deseo porque se le caiga su diente y díganme si este bálsamo de ilusión no es una oportunidad para fomentar este sentimiento en nuestros hijos.
Y cómo no, también poder aprovechar como adultos, el impregnarnos de esta sensación que a veces nos olvidamos de sentir por la carga de responsabilidad y preocupaciones que asumimos.
Estas dos semanas han sido un regalito para mí y mi familia, los abuelos también han disfrutado como niños viendo cómo iba día a día moviéndose cada vez más su dientecito.
El ratoncito Pérez no solo ha estado para mi hija, también para toda la familia: hemos vuelto reconocer y sentir la ilusión, por estar ahí con ella cuando su dientecito cayera y ver su carita con su nueva expresión,que esta para comérsela con suavidad, ternura, y amor, mucho amor. El ratón Pérez, ese ser tan pequeñito, ha venido cargado de regalos para toda la familia.
También es una oportunidad para acordarnos del niño interior que llevamos dentro y recordar etapas felices de nuestra niñez que seguro que entre ellas está el ratoncito Pérez. Con ello ganamos reforzar un poco más nuestra seguridad de cómo nos hemos forjando en nuestra vida y seguir alimentando a nuestros hijos de ilusión, para que se sientan amados y respetados por soñar despiertos.
Esto no significa que disfracemos la realidad, trasportándole a un mundo de nunca jamás y que luego se han adultos que viven en un cuento de Peter Pan: se trata de buscar el equilibrio entre soñar con los ojos abiertos siendo conscientes de nuestra realidad, pero sin olvidarnos que somos nosotros lo que elegimos como queremos transitar lo que nos toque vivir. Es decir, haciéndolo con la ilusión de fomentar desde pequeño el sentir la vida, como una oportunidad o como un fracaso.
El señor Ratón Pérez, con algo tan sencillo como un pequeño regalo, nos ayuda a conseguir que nuestros hijos pueden sentir en su interior la sensación de la ilusión y si puedes sentirla desde niño, porque tus papas te lo permiten, podrás continuar cuando adulto a volver a ilusionarte y centrarte en como cambiar lo que no desea o guste de tu vida.
Aprovechar los momentos que la vida nos ofrece para poder dejarnos sentir como niños y adultos la ilusión, la esperanza, el soñar despierto y con buenas raíces que nos mantenga también presente en nuestra realidad, sin cortar la hojas de nuestro árbol que cada primavera da un nuevo fruto, hay tiempo y espacio para todo.
No desaprovechar los pequeños detalles que nos da la tradición para conectar con todo lo que somos , aparte de responsabilidad y preocupación … Alimentar la ilusión en nuestros niños y hacer que se sientan amados cada día les dará seguridad y les ayudará a saber utilizar las herramientas necesarias para convertirse en adultos positivos con una buena autoestima.
Alimentar la ilusión en los niños es darles tiempo para crecer, sin forzarles a abandonar la niñez antes de tiempo. Alimentar la ilusión en los niños es poner en sus manos todos los medios a nuestro alcance como la lectura de cuentos antes de acostarse, la asistencia al teatro, el visionado de películas adaptadas a su edad, tiempo para jugar , nuestra participación con ideas en manualidades y talleres que motiven su creatividad e imaginación y les sirva para sacar el mayor partido a esa ilusión sin límites de crear que cualquier niño puede vivir en su infancia.
Aprovechar el disfrutar de los momentos de celebraciones que nos ofrece la vida como Navidad, Carnaval, fiesta de cumpleaños, así como muchas otras, son momentos únicos para captar la atención y el interés de los niños hacia el misterio que alimenta su imaginación y les anima a volar con su entusiasmo, a mantenerse ilusionados despierto con ganas de disfrutar y saborear la vida y no contribuir a llenar un mundo de adultos con miradas sin brillo, sin sueños ni expectativas y que han olvidado vivir.
Cualquier motivo y oportunidad es buena para hacer crecer la ilusión en un niño pequeño. Y como padres no debemos adelantar ni forzar el momento de la pérdida de dicha ilusión, es mas debemos de contribuir a que no la pierda y que siga ilusionándose por lo que la vida le ofrece, nuevo amigos, profesores, escuela, proyectos de estudios, así estaremos también ayudando a nuestros hijos a transitar los cambios y la pérdida con la ilusión de entregarse a lo nuevo.
Oliva Franzón Cossio (www.cuidadoemocional.es) es Diplomada en Enfermería por la Universidad de Cádiz, educadora de personas con discapacidad, y terapeuta en Auriculoterapia y Flores de Bach. Es especialista en Terapia Gestalt y creadora del método Autoapoyo Holístico,
Un comentario
Me encanta lo publicado ya que yo tengo la misma forma de penar, que bonita la ilusión de los mas pequeños, que caras de alegría al ver su premio al día siguiente, yo gracias a una web que conocí y comparten la misma filosofía e podido hacer realidad una ilusiona de mi hija una moneda con su nombre, la web se llama https://www.larecompensadeperez.com/ si no se puede poner borrarla por favor, pero es genial para los mas pequeños.
Muchas gracias por este articulo tan genial.
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