Todos los padres buscan técnicas que ayuden a sus hijos pequeños a adquirir nuevas destrezas y mejorar tanto el dominio de sus movimientos como sus formas de comunicación. Una buena herramienta para conseguir este objetivo puede ser la psicomotricidad.
Hay evidencia científica de que este tipo de prácticas puede contribuir con la buena salud mental y física de tu hijo, especialmente durante sus primeros años de vida.
En este artículo, intentaremos explicarte qué es la psicomotricidad, las diferentes clases que existen y las razones por las que es una buena idea que apuntes a tu hijo a clases de psicomotricidad.
¿En qué consiste la psicomotricidad?
Podemos definirla como la psicología relacionada con el movimiento, ya que trabaja en base a la conexión entre cuerpo y mente, partiendo de que todos nuestros desplazamientos se producen gracias a un pensamiento.
El desarrollo de la psicomotricidad es crucial en los niños menores de siete años, debido a una mayor plasticidad cerebral y a que es la etapa en se forman un mayor número de conexiones neuronales.
Con la práctica de ejercicios de psicomotricidad, tu hijo puede adquirir conciencia de su propio cuerpo y sobre su contexto, con conceptos como abajo y arriba o derecha e izquierda.
Tipos de psicomotricidad según su utilidad
La psicomotricidad educativa:
Dirigida a todos los niños menores de 7 años y que utiliza el juego y el movimiento para motivarlos a explorar su cuerpo y el entorno.
La psicomotricidad reeducativa:
Centrada en infantes con más de tres años que presenten alguna dificultad de movimiento. Su objetivo es apoyarlos para superar problemas de motricidad gruesa o fina y también a canalizar energías en caso de hiperactividad.
La psicomotricidad terapéutica:
Enfocada en el apoyo a menores con necesidades especiales, mediante ejercicios de estimulación personalizados, según las necesidades del niño.
Beneficios de las clases de psicomotricidad
Son muchos los beneficios que puede ofrecer apuntar a tu hijo a clases de psicomotricidad, tanto desde un punto de vista psicológico como a su desarrollo físico. Se pueden distinguir diversas facetas en las que esta práctica puede ser muy provechosa:
- En el área motora: ayudando a los niños a adquirir conciencia de su cuerpo y de sus límites. En etapas tempranas, una buena herramienta pueden ser los masajes y juegos para identificar las distintas partes del cuerpo, cuando se hacen mayores enseñándoles a adquirir el control de sus movimientos corporales.
- En el área cognitiva: sirve para estimular el aprendizaje y mejorar habilidades como la memoria, la atención y creatividad. Ayuda a entender conceptos espaciales, de tamaño, forma o color.
- En el área socio-afectiva: ayudando a los niños a gestionar sus emociones, como la ansiedad o el estrés. Ofreciéndoles herramientas que les permitan canalizar estos sentimientos y conseguir un mejor equilibrio emocional. Además puede ayudar a fomentar el juego en grupo y mejorar las relaciones sociales, favoreciendo la autoestima.
En conclusión, la psicomotricidad es una gran herramienta para un desarrollo sano de la relación cuerpo-mente en la primera infancia. Apuntar a tu hijo a clases de psicomotricidad, puede ser una muy buena idea, ya que estimulará todo su potencial mientras se divierte.
