Las normas y los castigos son un tema complejo y muy personal.
En nuestro caso es algo a lo que hemos dedicado mucho tiempo hablando, nos parece muy importante tener una opinión consensuada. Los dos venimos con nuestro bagaje educacional de casa, estilos diferentes, mensajes diferente y sobre todo una aplicación diferente.
¿Qué hacemos?
Esas largas horas de charla nos ayudaron a ver que no sabíamos nada, que aún nos quedaba mucho por aprender, pero que así y todo, debíamos marcar unas pautas flexibles, más que nada por empezar por algún sitio.
Fijamos unos básicos
- Las cuestiones principales son el bienestar de la familia y el respeto.
- Estamos abiertos a cambios, no seremos rígidos en cuestiones secundarias.
- Todos tenemos un rol dentro de la familia y mientras antes lo tengamos claro mejor.
- Las normas nunca estarán por encima de la familia, son una guía.
Ser padres no es fácil
Con estas pautas empezamos nuestro camino como padres. No ha sido fácil, es más, cuando los niños empezaron a crecer todo adquirió una nueva dimensión. Llegó la etapa del “no” donde ellos podían ver como su deseo transformaba su entorno. La etapa de tirarlo todo, esa en la que te llevas todo el día recogiendo del suelo objetos o comida. Todas estas cuestiones dificultan, o más bien, ponen a prueba el camino o modelo elegido para educar a nuestros hijos.
Algo que hemos aprendido es que nunca debemos tomar decisiones en caliente, llevados por el enfado. Las que tomamos en este estado siempre son erróneas. Estamos buscando desahogarnos y para ello usamos nuestra posición de “poder”.
Después de un par de errores decidimos sentarnos y explicarles las cosas. Muchas veces creemos que son muy pequeños y no se van a enterar de nada, no es así. Es verdad que hay cosas que se escapan a su entendimiento pero la manera en la que transmitimos el mensaje es primordial. En calma, con paz y amor, siendo empáticos.
No todo se puede explicar
No está de más decir que hay normas que deben cumplir sin entender el porqué. Una psicóloga nos dijo que esas cosas que hacen sin entender y confiando que queremos lo mejor para ellos, son las que nos van a ayudar a afrontar la adolescencia con garantías. Nos puso el ejemplo de darle las llaves de un automóvil a un niño, él dirá que sí, que está dispuesto a conducir, en su mente no se contemplan todos los escenarios que puede conllevar esa acción, nosotros sí y debemos protegerlo.
Seguimos en el camino, andando, aprendiendo, equivocándonos y acertando. Ser padres es una aventura sin igual, que puede sacar lo mejor o lo peor de nosotros.
Debemos cuidar su autoestima, y la humillación a través del castigo la debilita produciendo estrés, tensión y agresividad. El castigo sólo actúa sobre la parte más superficial del problema, hay que escarbar y eso es cuestión de tiempo y paciencia.
Nos encantaría conocer vuestra experiencia :).
Padre de hoy