Las actividades extraescolares son un complemento para la mayoría de los niños. Son buenas para su desarrollo, siempre que no les suponga un esfuerzo agotador. Además tienen un cierto componente lúdico que las diferencia de las clases convencionales.
Deporte, teatro, música o idiomas es importante que se hagan en su justa media. Son beneficiosas si se tienen en cuenta:
Respetar los gustos del hijo cuando se escoja una actividad. Debido a la oferta ilimitada que existe en la actualidad, hay que tener en cuenta que se deben escoger actividades que sean más acordes con la personalidad de los pequeños o las que complementen su formación. Por ello, los padres y las madres deben evitar elegir las que a ellos les hubiera gustado hacer, de forma que el niño no se vea forzado a cumplir las expectativas de los adultos.
También puede ocurrir que el niño no quiera hacer ninguna actividad extraescolar. Los niños deben ir con ilusión a este tipo de actividades, sin sentirse presionados.
Para que cumpla su función beneficiosa, el niño tiene que estar motivado, e ir a la actividad no debe convertirse en una obligación.
Si el niño hace más de una actividad extraescolar, lo ideal es compaginar actividades educativas con otras más lúdicas. Que una sea deportiva y la otra artística.
Evitar tenerlo ocupado demasiados días a la semana. Un punto a tener en cuenta es cuánto tiempo hay que dedicarles. Hay que intentar evitar sobrecargar al pequeño. Con que tenga 2 o 3 tardes de actividades, es suficiente. Así, tendrá días para jugar y pasar la tarde en familia en el parque o dando un paseo. Actividades fundamentales para su desarrollo.
Cuando apuntamos a un hijo a una actividad extraescolar no podemos hacerlo solo pensando en que aproveche todo su tiempo libre o en ocupar las horas para que no esté solo en casa mientras los padres trabajamos, sino que debe hacerse pensando en el niño.
Es recomendable no recargar a los hijos porque tener tantas obligaciones puede generarles estrés emocional y, en algunos casos fracaso escolar.
Cuando el estrés infantil es provocado por una agenda escolar y extraescolar sobrecargada puede manifestarse mediante síntomas físicos y psicológicos. Entre ellos, destacan las molestias en el estómago, dolores de cabeza, disminución del apetito, agresividad, problemas para conciliar el sueño o preocupación exagerada por las cosas.
El papel de los padres es fundamental. Es recomendable que se involucren en este tipo de actividades, sigan de cerca la evolución del pequeño y hablen con los monitores. Además deben observar al propio hijo para detectar posibles signos de saturación.
Autor: Borja Quicios
Licenciado en Psicología con especialidad en Educación por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Psicomotricidad Vivenciada y Coach educativo. Autor y fundador del blog Padreehijos.
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