En diversas ocasiones habremos oído hablar de las habilidades sociales y de su importancia para el correcto desarrollo psicosocial o emocional de nuestros hijos. Pero, ¿qué son y cómo se aprenden estas habilidades sociales?
Las habilidades sociales son un conjunto de hábitos, conductas, pensamientos pero también emociones que nos permiten:
- comunicarnos con los demás de una forma eficaz,
- mantener relaciones interpersonales satisfactorias
- sentirnos bien
- obtener lo que queremos y conseguir que otras personas no nos impidan lograr nuestros objetivos.
Algunas habilidades sociales básicas son:
- saber escuchar,
- respetar los turnos
- hablar amablemente
- pedir las cosas por favor o pedir perdón
- hacer una pregunta
- pedir ayuda u ofrecerla
- unirse a un grupo,compartir,…
Nuestros hijos aprenden estas habilidades sociales a través de la observación, de la imitación y el juego. Hay muchos juegos infantiles que permiten desarrollar algunas de las habilidades sociales que tanto necesitamos para relacionarnos con otras personas. Juegos que permiten que nuestros pequeños aprendan a:
- esperar su turno
- a comunicar lo que necesitan verbalmente
- ponerse en el lugar del otro (empatía)
- a controlar sus emociones
- qué comportamientos son socialmente aceptables y cuáles no
- …
Aprender a relacionarnos con los demás y a expresar nuestras opiniones y deseos adecuadamente es un trabajo diario, es decir debemos ponerlo en práctica diariamente, no sirve pedir un día las cosas por favor y al rato ir dando voces para obtener lo que deseamos. Saber enseñar a los niños estas habilidades es fundamental para que se beneficien de estas capacidades básicas en el cole y en cualquier medio social en el que deban manejarse. Para ello debemos proporcionarles desde bien temprana edad actividades y juegos estimulantes, pero también corregir sus comportamientos inadecuados a la vez que elogiamos los que son socialmente aceptados.
Nosotros somos su principal fuente de aprendizaje y será con nosotros con quienes aprenderán inicialmente sus primeras habilidades sociales. Llevarlos al parque y motivarles para que interaccionen y compartan sus cosas y juegos con los demás es un buen incentivador, pero también aprenden de nosotros cuando hablamos por teléfono o nos reunimos con amigos. La forma que tenemos de relacionarnos con los demás moldea, en parte, su conducta social, recordemos que los niños aprenden por imitación. Unos padres socialmente activos, que se reúnen frecuentemente con otras personas compartiendo momentos y situaciones, tendrán (con mayor probabilidad) más oportunidades de ofrecerles modelos adecuados.
Saber relacionarnos adecuadamente sin tener que pelear ni discutir o sin claudicar siempre es algo que debemos aprender y esto se aprende en el seno de la familia pero también en la escuela, aprendemos por observación, imitación y por ensayo-error. Por tanto cualquier mejora en esta aptitud es tan importante que puede suponernos un incremento en nuestro bienestar y nuestra calidad de vida. Si nos fijamos esto es extensible a nuestros hijos que, muchas veces, tienen problemas con sus compañeros de clase o amigos del parque. Mejorar las habilidades sociales de nuestros hijos supone mejorar su bienestar emocional y por tanto su autoestima.
Sara Tarrés
Máster en Dificultades del Aprendizaje (ISEP)
Postgrado en Psicopatología Infantil (ISEP)
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