Papi, mami entiéndeme, no me riñas
Nunca me cansaré de escribir y decir que hay que entender el modo cómo piensan nuestros hijos para poder entender porque se comportan del modo como lo hacen. Indudablemente, la perspectiva de los niños normalmente no suele coincidir con la de los adultos y por eso nos desconcierta: en muchas ocasiones no entendemos cómo piensan y ello nos desespera, perdemos la paciencia cuando debemos repetirles mil y una veces que hagan tal o cual cosa y acabamos riñéndoles. Pero es que para ellos el universo no es como el nuestro, el paso del tiempo o el tener prisa no entra en su modo de percibir el mundo o por poner otro ejemplo cotidiano, el desorden o caos que generan no les preocupa lo más mínimo.
Soy madre de dos pequeños y entiendo, cómo no, la frustración y el cansancio que produce el hecho de decir y repetir las cosas cientos de veces y ver cómo no produce ningún cambio inmediato o no me obedecen tan rápido como necesito que lo hagan. Yo también tengo que recordarme un montón de veces que mis hijos son niños y no autómatas, son niños y deben aprender y que el aprendizaje lleva un tiempo.
La paciencia es lo único que puede ayudarnos en situaciones de este estilo, cuando la perdemos reñimos y, al reñir, también nos equivocamos, porque solemos hacerlo por cosas que no deberíamos. Por ejemplo y continuando con el tema del orden, reñir por no ordenar no volverá a nuestros hijos más pulidos y ordenados, la reprimenda no les dotará de las habilidades necesarias. Reñir solo les servirá para que nos tengan miedo, y que inventen escusas como que ellos no han sido, que no han jugado con eso, etc.,
Las riñas no hacen que los niños se desarrollen ni cognitiva, emocionalmente más rápido, por eso repetir y repetir mil y una vez “cuidado no derrames el agua o la sopa” es absurdo si nuestro hijo no ha alcanzado el grado de desarrollo psicomotriz necesario como para que pueda manejarse con soltura, por poner otro ejemplo más.
Entender que el crecimiento de nuestros hijos debe pasar por unas etapas de desarrollo motriz e intelectual que se relacionan y retroalimentan es necesario para comprender que los niños deben tirar sus muñecos, abrir y cerrar cajones, gatear y tirarse por el suelo, ensuciarse y n obedecer de vez en cuando. Todo esto les permitirá experimentar, aprender, crecer, desarrollarse, evolucionar y razonar. Por eso es importante que antes de reñir alguna conducta que nos parezca inapropiada pensemos si es necesario.
¿Es necesario reñir a un niño por haberse ensuciado jugando? ¿Debemos enfadarnos por todo el caos que generan cuando juegan? ¿Debemos reprender sus algarabías? Si derraman la leche al beber, ¿hay que reprocharles algo? Y así seguro que podemos encontrar infinidad de situaciones similares, como la que he vivido esta mañana en el parque cuando una abuela reprendía a su nieto de poco menos de 3 años por haberse hecho caca encima. Como adultos que somos, como padres y educadores, como figuras de referencia y modelos a seguir debemos enseñar, dar tiempo al aprendizaje, ser pacientes y comprensivos.
Hacerse mayor y adquirir hábitos, costumbres y habilidades requiere mucho tiempo, por eso es necesaria una infancia tan larga como la que los humanos tenemos. No tengamos tanta prisa porque nuestros hijos necesitan todo ese tiempo para construir y afianzar todo su potencial psicomotriz, cognitivo, emocional y social. Papis, mamis, antes de reñir entender que para ellos tampoco es fácil crecer y aprender.
Sara Tarrés Corominas ( Madre y Psicóloga infantil)
