Es probable que los/as más pequeños/as de la casa lleven ya tiempo de vacaciones, y hayan estado con los/las abuelos/as, en algún campamento… pero agosto suele ser el mes de las vacaciones de los más mayores.
El ritmo frenético de la vida diaria y la creencia sobre la necesidad de estar conectado/a constantemente a las redes sociales y dispositivos electrónicos como los móviles y los ordenadores se acaba colando en las vacaciones.
Cada vez nos cuesta más desconectar de nuestros dispositivos, haciéndonos sentir que nos perdemos algo o que no seremos aceptados/as por lo demás si no subimos una foto a las redes. Esto es algo común tanto en los/as adultos/as como cada vez más en los/as que niños/as, llegando a ser en los últimos tiempos un problema muy común. Estar conectado provoca no prestar atención a otras cosas, nos perdemos el disfrute de detalles, en definitiva no vivir en el presente.
En este mes en el que casi todos estamos de vacaciones, os proponemos aprovechar para “desconectar para volver a conectar” CON NOSOTROS/AS MISMOS/AS. Disfrutar de nuestro tiempo, de nuestra familia y amigos/as, recuperar aficiones olvidadas y crear nuevos recuerdos…
¿Pero cuáles son los beneficios?
- Pasar menos tiempo pendiente de nuestros dispositivos, nos permite invertir más tiempo y de mejor calidad con nuestros/as hijos/as y nuestra pareja, haciendo que los lazos afectivos se estrechen. Durante el resto del año, el trabajo de cada uno/a, así como el colegio y las actividades extraescolares, nos impiden pasar el tiempo que nos gustaría con los nuestros y, sobre todo, momentos de calidad, sin cansancio, sin llamadas de teléfono, ni contestar a un último correo electrónico.
- Son muchos los estudios que han comprobado que, pasar tiempo sin entrar en las redes sociales alivia el estrés.
- Potencia el conectar con el aquí y ahora de manera plena, favoreciendo nuestra atención y apreciando detalles que se nos pueden pasar.
- No solemos ser conscientes del abuso que hacemos de las nuevas tecnologías. “Auto-obsérvate”, permitamos aprender a poner un límite y crear nuevos hábitos si lo deseamos.
- Demos ejemplo a nuestros/as hijos/as, evitando que en el futuro vivan también ellos y ellas enganchados a móviles y ordenadores. Lo que trae consecuencias negativas tanto para su rendimiento escolar como a nivel conductual y emocional.
- Puede llevarnos a momentos de auto-escucha y autoconocimiento. Hay veces que queremos seguir a las/los “influencers” de Instagram, seguir esta moda tan fuerte por ver cómo viajan, lo que hacen, lo que se compran, hace que le queramos copiar y dejemos de lado la esencia de quiénes somos y qué nos gusta realmente. Seguirles e imitarles no deja de ser una moda, pero no podemos dejar de investigar sobre nosotros/as mismos/as, aquello con lo que disfrutamos, lo que nos hace felices, lo que nos hace auténticos/as.
- La buena gestión de las redes sociales, también tendrá beneficio en nuestras habilidades sociales. Buscar estar con amigos/as, charlar, hacer planes con ellos/as…divertirse y disfrutar de una conversación; sin la necesidad de mostrarlo en nuestras redes sociales. Es mejor centrarnos en pasarlo bien en lugar de hacer muchas fotos en las que salgamos perfectos/as.
¿Qué podemos hacer para desconectar y reencontrarnos?
- Para que la ausencia de tecnología y uso de redes sociales no sea radical, podemos proponernos un horario más restringido de uso, eliminando varios minutos cada día.
- Usar aplicaciones móviles que permiten desconectar las notificaciones que no sean de urgencia o importantes.
- Antes de marcharnos de vacaciones, programar nuestro correo electrónico de tal forma que cuando recibamos un mensaje sea contestado automáticamente y los leamos a la vuelta.
- Aprovechar para hacer alguna actividad que durante el resto del año hayamos dejado aparcada, como un deporte que nos guste o empezar uno nuevo, leer ese libro que lleva en la mesita de noche varios meses, iniciarnos en actividades relajantes como la meditación y el yoga.
- Bicicleta, senderismo, excursiones, viajes…toda actividad de ocio nos mantiene ocupados/as a lo largo del día o la semana incluso. Esto hace que la diversión sea real, estamos haciendo cosas, disfrutando, conociendo…sentarse en el sofá a ver el móvil, Facebook e Instagram, no es vivir la vida, ¡sal ahí fuera a descubrirla!, busca planes, organiza actividades para ti solo/a, con tu pareja, con amigos/as o familia. Hay planes para todos los bolsillos.
- Si no podemos irnos de nuestra ciudad, descubrirla como si fuéramos turistas es otra opción, seguro que hay sitios que no conoces, restaurantes a los que todavía no has ido, aprovecha las ventajas de lo que tengas a la mano.
- Fomentar los juegos de mesa. En verano son muchas las tardes y noches que no podemos salir a causa del calor, en casa hay poco que hacer si no tenemos piscina o estamos cerca de la playa, por lo que podemos también aprovechar y jugar con los juegos de mesa, que además de estimular cognitivamente, sirve para socializar, aprender normas, estar en familia, reírse, conocer más a los/las tuyos/as, ocupar el tiempo fuera de las pantallas, aprender estrategias…
- Disfrutar de la naturaleza, ya sea en la playa o en la montaña.
- Apuntarnos a algún taller relacionado con alguna afición: cocina, manualidades…
- Es muy importante el RESPETO por el descanso de los/as demás. Todos/as tenemos derecho a vacaciones y a desconectar. Aunque parezca que “solo es un momento”, hablar por WhatsApp, durante las vacaciones o el descanso de otros/as también es una forma de romper con el descanso y la desconexión de los/las demás. Contestar alguna pregunta del trabajo puede no molestar en un momento concreto, pero responder de forma habitual estando en cualquier parte u hora del día nos hace que no desconectemos correctamente.
- Con los/las más pequeños/as se pueden escribir normas de verano y de uso de los dispositivos móviles, Tablet, consolas…
Volvamos a esas vacaciones que nos parecían tan largas como cuando éramos pequeños. Y como siempre os decimos, consultar con un/a profesional, siempre es una buena opción.
Julia Torres Vela – Psicóloga Sanitaria.
María Bravo Pérez – Psicopedagoga y Terapeuta en atención temprana y lenguaje.
Julia y María son las propietarias de Gabinete Crece. Puedes encontrarlas en Facebook e Instagram.