Seguro que en los hogares donde hay niños pequeños se está hablando estas semanas del tema de la paz, y es que el 30 de enero se celebra el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, (DENYP), fecha que se eligió como símbolo de para conmemoración de la muerte de Mahatma Gandhi, (el 30 de enero de 1948 en Nueva Delhi).
Aprovechando esta fecha, traemos al blog a una de las precursoras de la “Educación para la Paz”: María Montessori, una gran luchadora que siempre defendió los derechos de los niños y quiso poner su granito de arena para dejar un mundo más pacífico empezando desde la infancia.
Así, en las escuelas Montessori se fomenta la horizontalidad, el respeto al prójimo, las relaciones de cortesía.. etc Se aprende en el día a día, ya que todo está pensado con ese fin: por ejemplo, sólo hay un material de cada tipo, (una torre rosa por ejemplo, una escalera marrón.. etc), de tal forma que para que un niño pueda trabajar con ese material tiene que esperar su turno respetuosamente si está siendo utilizado por otro.
Durante la segunda guerra mundial, María Montessori quedó atrapada en la India junto a su hijo Mario, y en esa época de su vida desarrolló la Educación Cósmica, que invita a descubrir al niño el origen del mundo, la aparición de la vida, el ser humano.. etc
Engloba el conocimiento cultural, y se desarrolla en la etapa de primaria, donde se cuentan cinco grandes lecciones muy impactantes para los niños, (ojalá todos hubiésemos aprendido así!), y además, se intercalan algunas historias maravillosas, a través de las cuales se transmiten al niño ideas transversales muy interesantes para su desarrollo.
Una de estas es la fábula de la línea negra, que nos da la idea de que el ser humano es un pequeño trocito en la inmensidad del mundo y de la naturaleza, tratando de dar perspectiva a nuestros problemas del día a día para enfocarnos más bien en el “todo”.
Aquí os compartimos una traducción para que podáis contarla en casa, a los niños les encanta, y si además se acompaña con la simbología del rollo de lana de 33 metros, se les quedará grabado para siempre.. 😉
La línea negra (The long black strip)
Hace miles de millones de años nació el Sol, una de los millones de estrellas que forman nuestra galaxia, la Vía Láctea. Nuestra galaxia es parte de trillones de galaxias que giran en el espacio y que forman parte del Universo.
El Sol no es la estrella más grande ni la más pequeña, pero para nosotros es la más importante. Sin su luz y su calor no podría haber vida en nuestro planeta Tierra.
¿Recordáis cómo hace miles de millones de años nuestra Tierra aún era una gran bola de fuego rodeada de nubes de polvo y gases que giraban continuamente?
¿Y os acordáis cómo estaba tan caliente que no podía existir ni un ser vivo sobre ella, ni plantas, ni animales, ni personas?
Gruesas capas de nubes de vapor, polvo y gases escondían al Sol.
Pasaron miles de millones de años y gradualmente la Tierra comenzó a enfriarse, se inició la formación de una corteza de rocas que poco a poco empezó a encogerse y arrugarse como una manzana vieja. Se formaron así los valles, las montañas y el fondo del océano. Esas primeras rocas, debido al calor y a la presión de unas contra otras, se empezaron a transformar. Las nubes se dividieron y la lluvia cayó a torrentes sobre la Tierra ya fría, llenando las cavidades de los océanos y llevando por los ríos pequeños pedacitos de rocas calcáreas hasta depositarlas en el fondo del mar.
Si se hubieran mantenido así muchos años (unos 600 millones de años), el agua y la tierra sin vida se hubieran vuelto a unir en un lodazal.
Aparecieron entonces al rescate unos seres que se dedicaban a tomar el agua llena de sales venenosas, limpiando así los océanos. De esta manera permitieron la aparición de otros tipos de animales que, a su vez, ayudaron a seguir purificando el agua: los trilobites y los nautilus.
Estos nuevos seres eran tan pequeños que aparentemente podrían parecer poco importantes. Aunque los protozoarios se encontraban formados por una célula, tenían la posibilidad de tomar miles de litros de agua. Esto les permitía reproducirse de tal manera que llegaron a formar un gran ejército de trabajadores. Este trabajo lo siguen haciendo desde entonces sin cambio ni rebelión. Al morir, sus cuerpos quedaron como partículas sólidas de calcio depositadas donde ellos habían vivido, entre la tierra y el agua, ayudando así a la formación de los continentes.
Se seguía necesitando ayuda, aparecieron entonces los corales. Como si hubieran puesto condiciones para trabajar, se quedaron a vivir alejados de las corrientes turbulentas de agua en las bocas de los ríos y se dedicaron a la importante tarea de mantener el equilibrio necesario en el agua de los océanos sin moverse de su lugar.
Mientras, en la tierra no existía la vida, sólo pequeñísimos líquenes aferrados a las piedras para subsistir.
Poco a poco el escenario comenzó a cambiar, los continentes empezaron a emerger, los océanos a disminuir, ya bastante preparados para permitir la aparición de otras especies de animales que tendrían cada una un trabajo especial que realizar.
Algunas plantas quedaron sobre la tierra más alta y seca, pero como el aire estaba muy contaminado estas primeras plantas fueron dotadas de una sustancia verde llamada clorofila que les permitía respirar el dióxido de carbono del aire y transformarlo en el oxígeno necesario para que los pequeños anfibios pudieran, al llegar a adultos, salir del agua y vivir respirando el aire más puro de nuestro planeta.
Ahora la Tierra era verde y cubierta de helechos, hepáticas, y algunos árboles.
Han pasado millones de años.
Los mares, lagos y ríos se encontraban poblados de peces de muchos tamaños, algunos desarrollaron pulmones y se arrastraron a los charcos que había en la tierra. El clima era húmedo y cálido, como en los pantanos. A medida que las plantas morían habiendo terminado su trabajo de purificar el aire, se iban amontonando unas con otras apretándose, formando así el carbón, el mismo que ahora nos sirve para calentarnos y cocinar.
Los anfibios necesitaron comer, así es que los insectos aparecieron en grandes cantidades.
Empezó a hacer cada vez más frío y la tierra comenzó a secarse. Se formaron los glaciares y los pantanos se convirtieron en desiertos. Era un momento de crisis en nuestro planeta.
Para sobrevivir era necesario adaptarse o cambiar. Los árboles de los pantanos se fueron cambiando por coníferas que tienen semillas más duras.
Los grandes reptiles hicieron su aparición y sus huevos, un poco más duros que los huevos de los peces y de los anfibios, podían ser depositados en tierra seca. El clima se hizo más benigno.
Los ríos encerraron las montañas. Los dinosaurios, de la familia de los reptiles, en lugar de arrastrarse sobre el vientre, se levantaron y caminaron a cuatro o dos patas, algunos regresaron a la vida en el agua.
Han pasado millones de años.
Nuevamente el clima se ha hecho húmedo y tibio.
Algunos de los dinosaurios herbívoros habían crecido muchísimo, desarrollando pieles muy resistentes, como armaduras, que los protegían de sus familiares carnívoros. Otros dinosaurios desarrollaron alas y aprendieron a volar. Aparecen en escena las primeras aves, animales de sangre caliente que cuidan más a sus crías.
Las montañas vuelven a hacer su aparición. Se inicia nuevamente una época de mucho frío y aparecen por primera vez las plantas con flores.
Cada vez hace más frío. Las aguas menos profundas retroceden dejando a su paso desiertos.
Uno a uno comienzan a desaparecer para siempre los grandes reptiles, cuyo trabajo ya no es necesario.
Han pasado aproximadamente 2.000 millones de años.
El escenario cambia nuevamente, las tierras más altas, ahora son bajas, el clima frío se vuelve caliente y húmedo. Densos bosques tropicales cubrían la mayor parte de las tierras bajas. Los pocos supervivientes de los reptiles ahora tienen poco trabajo. Los papeles principales son de las aves y los mamíferos.
Estos últimos, seres más evolucionados, traen a sus crías vivas al mundo y las cuidan con gran amor hasta que son capaces de hacerlo por sí mismas.
El planeta se ha preparado para recibir a seres con necesidades más delicadas. Su tierra es rica en sustancias orgánicas para su alimento; pastos, y espigas forman la alfombra para su pastoreo. Nuevos árboles y plantas se han desarrollado propagándose por semillas en vez de esporas y bellas flores aparecen adorando el nuevo hogar vital.
La ayuda de tribus voladoras para la fertilización se asegura adoptando atractivos colores y aromas que son llevados hasta muy lejos por el trabajo del viento. Variedades sin fin para los diferentes gustos tenían que ser consideradas, cada flor tuvo su amigo especial entre los insectos.
La planta preparó el néctar y el insecto se embelleció para la fiesta. La abeja agregó pelo como de terciopelo a su abrigo y la mariposa brilló con alegres colores y tonalidades en sus alas. La colaboración era perfecta entre plantas y animales. Las abejas acarreaban el polen en sus cuerpos peludos para fertilizar las semillas de las flores que visitaban recolectando su pago de cera y miel. Así las necesidades de ambas fueron satisfechas sirviendo a la vez a los más profundos propósitos de la naturaleza.
El clima templado prevalecía en todas partes. La Tierra debió haber estado verdaderamente hermosa, se estremecía de expectación. Nuevos volcanes empezaron a hacer erupción, trayendo a la superficie regalos metálicos en abundancia para su futuro nuevo poblador.
Los elementos al enfriarse se solidificaron en forma de piedras preciosas: diamantes, zafiros, esmeraldas. La resina de los árboles se transformó en ámbar dentro del cual quedaron prensados y solidificados algunos insectos.
La temperatura se hizo más variable, aparecieron valles templados mientras que la nieve y el hielo cubrieron las altas montañas. Un manto de hielo se esparció a cámara lenta pulverizando a su paso la cima de las montañas y cubriendo los continentes, dejando las tierras bien fertilizadas.
Cuatro veces cambia drásticamente la vida en el planeta, grandes masas de hielo se han formado y cuatro veces se han derretido, una fría recepción para el nuevo habitante.
La Tierra recibe a sus nuevos hijos e hijas: los humanos. Este pedacito chiquito rojo al final de la cinta, simboliza el tiempo que los seres humanos hemos estado sobre la Tierra. Todas las personas que alguna vez han vivido, están contenidas en este poquito de tiempo.
¿Os dais cuenta de qué poco tiempo ha pasado desde que el ser humano aparece sobre la faz de la Tierra hasta el día de hoy? Comparado con todo el tiempo que transcurrió y todo lo que sucedió para que el ambiente estuviera preparado para ello los seres humanos llevamos muy poco tiempo hospedados en este lugar.
(Traducción Olga Dantus)
En este enlace podéis ver un vídeo de una representación en una escuela de México, no tiene una calidad excelente, pero da una idea de cómo es de impactante para los niños, ¡esperamos que os guste!
Miriam Escacena
http://www.comunicacionconbebes.com
Miriam es fundadora de la asociación de crianza “Entre Nubes”, Educadora de Masaje Infantil por la organización internacional IAIM, instructora de lengua de signos para bebés, instructora de porteo, formadora de La Pedagogía Blanca, Guía Montessori de Comunidad Infantil y autora del libro “Comunicación con Bebés: el Arte de ComunicArte sin Palabras”.
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Un comentario
Me parece una fábula muy interesante para compartir con los niños y explicarles sobre la evolución de la Tierra. Sin embargo, yo la habría hecho un poco más corta y sencilla, ya sabéis que los niños pequeños les cuesta más leer o mantener la atención. Aun así es una linda historia.
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