Si deseamos que nuestros hijos puedan desarrollarse por completo como individuos dentro de nuestra sociedad, deberemos procurar que crezcan en un entorno con igualdad de oportunidades. Aunque nuestra sociedad ha evolucionado mucho durante los últimos años, siguen existiendo diferencias en ámbitos como el laboral o el social. Como padres, tenemos una gran responsabilidad, por lo que debemos ser capaces de fomentar la igualdad.
Es un error pensar que la educación de nuestros hijos recae exclusivamente sobre los colegios y centros de enseñanza. Muchas veces imaginamos que les enseñarán qué es la igualdad de género y les ayudarán a romper con los estereotipos. En realidad, los padres somos la referencia más importante e influyente sobre qué es la sociedad.
De hecho cada hogar funciona como una microsociedad. La forma en la que se asignen y manifiesten los roles, definirá la visión que tengan de todo cuanto nos rodea, incluyendo la visión del hombre y la mujer. Desde nuestra organización en las tareas domésticas, hasta nuestra forma de comunicarnos, nuestros hobbies, o nuestras rutinas.
Todo generará en ellos el concepto de hombre y de mujer. Por ello no debemos obviar nuestra responsabilidad y tratar de ayudar a que nuestros hijos entiendan nuestra sociedad como un mundo repleto de oportunidades. Es de suma importancia propiciar un entorno donde reine el respeto y donde exista una comunicación paternofilial bidireccional.
El lenguaje
Uno de los agentes de influencia más importantes es la comunicación y el lenguaje. Nuestra forma de hablar y de expresarnos con nuestros hijos o en presencia de ellos, estará transmitiendo mensajes subyacentes que, con el paso del tiempo, pueden interferir en su autoestima de forma perjudicial.
Desgraciadamente, es más común de lo que parece el uso de expresiones como “mujer tenía que ser” y este tipo de frases sexistas van generando una imagen negativa de la mujer (en este caso) en el universo conceptual de nuestros pequeños. Por eso es recomendable que empecemos por re-educarnos a nosotros mismos y cuidar nuestro lenguaje para no transmitir mensajes erróneos. Lo que decimos como padres, siempre es determinante y tiene mucho valor.
La individualidad y la cooperación
Para transmitir un mensaje de igualdad a los más pequeños, es esencial que aprendamos a reforzar su autoestima y seguridad. Una buena forma de hacer esto es realzar cuáles son sus puntos fuertes y también darles libertad para actuar de acuerdo a sus necesidades e instintos. Es un error hacer una distinción a este respecto por cuestiones de género y puede provocar daños psicológicos importantes.
Por ello, deberemos asegurarnos de que cada uno de nuestros hijos goza de una plena individualidad y de que se sienten valorados por quienes son, independientemente de su aspecto, sus capacidades, sus fortalezas o su género.
Al mismo tiempo, es fácil caer en errores como la comparación entre hijos, y esto no sólo servirá para crear rivalidad y romper un ambiente colaborativo y cooperativo; sino que perjudicará a la convivencia familiar y a la autoestima de nuestros hijos.
Las comparaciones pueden significar una agresión a la imagen que nuestros hijos tienen de sí mismos. Resulta imposible comparar dos cosas totalmente distintas, como una manzana y una fresa, porque son mundos totalmente diferentes. Con las personas ocurre lo mismo, y no tiene ningún sentido.
Nuestros hijos desarrollarán su personalidad a través de la mímesis o imitación de patrones. Como padres, somos su referente principal y por ello, si queremos que nuestros hijos perciban a otros niños del género opuesto como semejantes y con los mismos derechos y libertades, nuestra relación deberá basarse en estos principios.
Si desde la infancia enseñamos que la casa no es algo que sólo incumbe a la mujer y se asumen las tareas domésticas de una forma cooperativa y ecuánime nuestro hijo desarrollará unos patrones de conducta igualitarios y respetuosos.
Esto puede convertirse en algo complejo, porque no podemos olvidar nuestro pasado. Muchos de nosotros hemos podido ser educados en entornos más o menos sexistas. Por eso es importante que también nos re-eduquemos a nosotros mismos para ver ese cambio en nuestros hijos.
Los medios de comunicación y sus errores
Hay ciertos aspectos de nuestra vida diaria que no podemos controlar y no podemos actuar en nombre de otras personas. A lo largo del día nos podremos encontrar con contenidos o personajes públicos que de alguna manera hacen apología del sexismo.
Resultaría muy recomendable que tratemos de no consumir este tipo de contenidos y menos aún en presencia de nuestros hijos. Es de vital importancia que llevemos un control del contenido infantil que se consume en nuestro hogar.
En muchos de los casos se trata de historias clásicas como La Cenicienta, Blancanieves o La Bella Durmiente. Y es que, a nuestros hijos estas historias les siguen apasionando y emocionando. Sería muy útil que les expliquemos cuáles son los comportamientos más sexistas que se encuentran presentes dentro de estas historias. Incluso podemos preguntarles su opinión al respecto o pedirles que nos cuenten qué cambiarían ellos y cómo transformarían esas historias.
No olvidemos que estos personajes se convertirán en referentes para ellos y marcarán su visión del mundo en algunos sentidos. Además de transmitir imágenes erróneas y desiguales, les hacen reconocerse a ellos mismos como niños o como niñas dentro de esos esquemas, lo cual puede ser peligroso.
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