Hoy os vamos a contar algunos trucos para hacer más fácil la vuelta al cole. Y es que los niños también pueden sufrir el síndrome de depresión postvacacional al volver al colegio, según ha explicado recientemente un equipo de especialistas de un hospital madrileño.
Los síntomas más característicos son:
- El insomnio.
- El llanto.
- Los trastornos digestivos, como vómitos o diarreas.
Por ello, consideran que los padres deben ejercer una posición activa y “fomentar los aspectos positivos de la vuelta a las aulas” para así ayudar a sus hijos, y de camino facilitar la vida familiar para integrarlos sin problemas en su nueva rutina,
Y es que, recuperar en muy poco tiempo el ritmo habitual en cuanto a horarios, alimentación y actividades puede acarrear este trastorno en los niños.
Por ello, nuestras recomendaciones a los padres serían:
Transmitir a los hijos el lado positivo de la vuelta al cole, como volver a reunirse con los compañeros, retomar su actividad extraescolar favorita, etc. Es decir, “evitar la negatividad” a toda costa. Toda la familia retoma sus obligaciones, incluyendo los padres, con alegría.
Planificar el regreso “de forma gradual” (estar en casa y en el ambiente habitual en el que se desenvuelve el niño durante el curso escolar al menos 3 días antes de comenzar el colegio), fomentando la adaptación del organismo a los nuevos horarios (horas de acostarse y levantarse, etc.)
Refrescar durante esos días previos de adaptación los principales conocimientos adquiridos en el curso anterior. Ello hará que comiencen el curso “en mejor estado de forma”. No se trata de agobiar al niño, entre media hora y una hora diaria (en función de la edad del niño) puede ser más que suficiente.
En general, se trata de un malestar pasajero que afecta a los niños en los primeros días de clase y que no se traduce en ningún problema de salud.
No obstante en algunos casos, la sintomatología que la depresión postvacacional provoca puede responder a un rechazo al colegio, cuyas causas podrían existir antes del inicio de las vacaciones (por ejemplo, problemas de relación con sus compañeros o una dificultad académica significativa). Si esto es así, no se trataría de un desajuste a la hora de retomar el ritmo de la vida cotidiana, sino de una problemática más grave. En estos casos, los síntomas se prolongan durante más de dos semanas, y lo aconsejable es que el niño sea evaluado por un especialista en psicología infantil.
Alicia López de Fez / @alopezdefez / Psicóloga /
